Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Ayer, fue el Día de la lucha contra el Cáncer. El problema sanitario, social y económico más importante de España.
En algunos lugares de la ciudad había mesas informativas y diversas voluntarias solicitaban apoyos económicos para las asociaciones que ayudan a quienes contraen dicha enfermad.
Sobre las doce de la mañana pasé por el Mercado del Carmen, donde todos los años estaba mi amiga, Charo Benegas, Presidenta de la Asociación Santa Águeda( mujeres con cáncer de mama).
Me acerqué a la mesa y, sólo con el lenguaje de los gestos, les pregunté: “¿Dónde está Charo...?.
Charo no faltaba nunca. Pero ayer no estaba. Su ausencia era un grito de dolor, tristeza y rabia para sus compañeras, que intentaban sobreponerse con toda la fuerza e ilusión de sus corazones.
Pero, si lo piensas tranquilo, era lógico el bajo estado de ánimo, pues, Charo, no hace ni un mes que nos ha dejado en la tierra, para seguir su lucha contra el cáncer desde las Marismas del Cielo.
20 días es muy poco tiempo para recuperarse de la pérdida de una líder que las motivaba y les transmitía confianza y esperanza.
Ayer, pues, fue un día de recuerdo de toda la gente que muere de cancer, pero especialmente para recordar a la gente más querida que se nos han muerto fruto de la cruel enfermedad.
Termino: anoche escuchaba en la TV datos muy positivos: “Hace 30 años, por ejemplo, la tasa de mortalidad era del 90 por ciento. Actualmente, en 2020, se curan el 60 por ciento de los cánceres. Un porcentaje más alto que en el caso de los infartos o enfermedades cardiovasculares”.
Según los investigadores, está demostrado que nuestra alimentación y estilo de vida pueden elevar o reducir nuestros riesgos del cáncer.
Una joven nutricionista nos “reñía” afirmando que se nos había olvidado que una buena alimentación nos puede ayudar a prevenir el cáncer: pescado, verdura, legumbres, frutos secos...
La gran paradoja es que, por la mañana, había estado en el Mercado del Carmen, donde reina el reino vegetal y la dieta mediterránea y Charo, en cambio, no estaba allí.
Sus amigas, me aseguraron que estaba en otro reino, bastante mejor y más feliz. En el reino del Cielo. ¡BUENAS TARDES!