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Me disponía a comenzar a escribir el BD sobre el tema de “la soledad”, cuando entra en el despacho mi nieto, Pablo, antes de marchase al colegio. Y, como siempre, le pregunté: ¿Qué tenéis hoy...?.
Él me contestó: “Es el día de La Paz”. ¿Cómo lo vais a celebrar...?: “Vamos a subir al colegio de arriba, con unas pancartas escritas con las palabras: EMPATÍA Y PERDÓN”.
Al decirme la manera de celebrarlo me salió, desde dentro, un ¡Olé! de satisfacción. Pues está muy bien que desde niño aprendan que la simple ausencia de guerra no es sinónimo de paz, sino que ha de estar acompañada de verdad, justicia y solidaridad.
O, dicho de otra forma, que la paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón. Los dos pinceles con los que los niños han pintado las pancartas que, esta mañana, elevaran al cielo, teniendo de fondo los cabezos del Conquero.
Me parece una forma magnífica de celebrar el Día de la Paz, en positivo, en un mundo donde no faltan los conflictos y las guerras, porque lo importante es que los niños, y los mayores, seamos conscientes de que la paz no es la ausencia de conflictos, sino la capacidad de tener y ofrecer alternativas para solucionarlos.
La empatía es una de ella. “Ponerte en el lugar del sufrimiento del otro” (Pablo,11 años). O sea, la capacidad de una persona de participar afectivamente en la realidad de otro...
El perdón es otra alternativa clara para solucionar conflictos. “Disculpar a alguien que te haya hecho daño” (Pablo).
Ya sabes que cuando el corazón vive rendido al amor uno es capaz de perdonar hasta a los mismo enemigos (Evangelio).
Termino: no basta con celebrar, hablar y escribir sobre La Paz, debemos creer de verdad en ella y trabajar para conseguirla.
Lo triste es ver los conflictos de guerras abiertos en el mundo, cuando los arboles (hombres y mujeres) quieren la Paz, pero el viento (intereses económicos e ideológicos ) no se la concede ¡BUENAS TARDES!