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“¡Qué tarde es!. ¡No puede ser!. ¡Has de estar sentado ante la pantalla más temprano!”. No creas que es broma lo que escribo. Es exactamente lo que me estoy diciendo ahora mismo, enfadado conmigo.
Ayer, en Facebook, vi un vídeo de mi amigo, el cura Salesianos, Marco Antonio, realizando un truco, en plena misa, donde hacia aparecer y desaparecer varias botellas de vino...
La idea de hacer magia en el altar había trascendido las paredes de la parroquia de Rota y era noticia en los medios de comunicación.
Para mi, en cambio, no era nuevo el ingenio, la imaginación y la creatividad de un cura distinto. Lo había visto y vivido en sus misas en el Colegio de los Salesianos de Huelva, en los años que estuvo con nosotros.
Marco Antonio es un Icono de la Iglesia andaluza en la manera de hacer llegar a niño, jóvenes y mayores, el mensaje de la palabra de Dios y la frescura del Evangelio, en estos tiempos nuevos.
Sus eucaristías son especiales. Cada domingo utiliza un recurso diferente. Desde la mímica, la luz, el sonido, la proyección de algún vídeo, el teatro, el chiste, el testimonio de alguna persona o, por ejemplo, la entrega de un grano de mostaza auténtico a cada niño al entrar en la misa.
El pasado día de San Juan Bosco, el cura decía misa en Rota y quería desarrollar la idea, de que “SOMOS UNO”, pero no para quedarnos encerrados con cualidades y valores, sino para multiplicarlos.
Para ello, comenzó su homilía poniendo ejemplos de cómo podíamos multiplicar nuestra sonrisa, multiplicar el trabajo en casa, multiplicar las notas en clase para no ser un mediocre...
“Y hablando de multiplicar - dijo-: “tenemos dos ejemplos: Don Bosco que multiplicó las castañas y Jesús que multiplicó el pan y el vino. ¿Qué os parece si nosotros multiplicamos, aquí y ahora, algo?”.
El cura comenzó a hacer magia junto al altar, multiplicando dos botellas de vinos que aparecían y desparecían.
Quien no conozca el contexto le será difícil no verlo como un espectáculo. Pero no es así. Sus frutos son extraordinarios: las eucaristías la preparan un grupo de sesenta jóvenes, que, a su vez, implican a más de trescientas personas, quienes han de llegar una hora antes para coger sitio.
Estamos, pues, ante un cura icono de las eucaristías, ingenioso, creativo, alegre, inteligente, santo... ¡Un auténtico mago de Dios!.
“Buenas Tardes”.