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Ayer, estuve en la misa funeral por Angel Lema, uno de los nuestros, luchando codo con codo con nosotros y junto a nosotros.
Era uno de los nuestros, de esta gente buena que cuando nos lo encontrábamos por la calle desprendía sencillez, prudencia y serenidad.
Ya que fue enterrado el día de Todos los Santos, lo podríamos incluir en esa “clase media de la santidad” a la que me refería en el BD de ayer.
Esos que no son reconocidos oficialmente por la Iglesia, ni nunca lo serán: porque son tantos y tan distintos…
Angel tenía muchos valores humanos: Generosidad. Compromiso. Humildad. Sabiduría. Servicio. Amor a Huelva…
Nuestro amigo, además de todos estos valores, y muchos más, tenía la gran virtud de ser un “hombre solución”.
Es decir, en el departamento de cultura del Ayuntamiento, era el jefe con la personalidad y la capacidad para resolver problemas.
Por ello, el alcalde Gabriel Cruz, coincidía conmigo, al final del funeral: “Se nos ha ido la persona que siempre solucionaba cualquier problema que le plantearas, por difícil que éste fuera…”.
Angel tenía que trabajar con muchos factores ajenos a él, en el mundo del Rocio, la cabalgata de Reyes, el carnaval, las coronaciones, las cofradías, las Colombinas, la universidad…
Por ello, representantes de todos ellos, quisieron estar junto a él en su despedida, el día de la esperanza, porque el destino que nos espera es formar parte de esa “muchedumbre inmensa que nadie podrá contar de toda nación, razas, pueblos y lenguas en la presencia de Dios”
Al final de la misa, su hijo, joven, sereno y muy maduro, se apoyó en San Agustin y nos invitó a todos a pensar que: “La muerte no es nada /sólo he pasado a la /habitación de al lado.
Dame el nombre que /siempre me habéis dado /Hablad de mi /como siempre lo habéis hecho. /No uséis un tono diferente. /No lloréis si me amabais /Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo!
Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso…!”
Hace veinte días, hablé con él por Wats App y terminamos la conversación, con un “nos veremos”. Un fuerte abrazo.
Por ello, quiero terminar con otro abrazo, desde el alma, por si Angel me lee desde el cielo. ¡BUENOS DÍAS!