CRÍTICA CINÉFILA
"Escape Room" El terror está de moda... por desgracia también el copia-y-pega
Unos desconocidos son encerrados en una habitación y para sobrevivir deben emplear todo su ingenio
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Imagino que cada cierto tiempo algunos individuos necesitan una saga peliculera para espantar sus miedos. No es algo nuevo ni mucho menos original. Basta con echar mano de la siempre flaca memoria para recordar que a principios de siglo se popularizó el tinglado con “Saw”, aquella ramplona intriga de terror en la que los personajes tenían que superar una serie de pruebas macabras o, sencillamente, eran pasados por la piedra.
Ahora “Escape Room” se apunta al fácil suma y sigue. Es la excusa perfecta para trivializar el espanto de una muerte atroz mediante un juego tontorrón y, de paso, confirmar el supuesto coraje en la seguridad amable de una sala oscura. Así las cosas, no tengo el más mínimo inconveniente en admitir que el espectáculo en cuestión puede alcanzar la categoría de disfrutable.
El inconveniente para otros –no sé si muchos o pocos- es que películas como “Destino final”, “Cube” y “La habitación de Fermat” ya tenían un planteamiento argumental casi idéntico; eso por no ahondar en los vericuetos de un guion que deliberadamente ignora la parte fundamental del asunto, es decir, ocultar al espectador la identidad de los personajes que con maldad reconcentrada han sido capaces de planificar, observar y contribuir de forma directa a una situación tan desalmada. Algo que, por supuesto, aportaría verdadero morbo a la función además de enfrentarnos al auténtico miedo.
Pero, consideraciones narrativas al margen, queda claro que al final manda el negocio y por eso los productores también han decidido forzar el desenlace. Como buen entretenimiento mainstream, “Escape Room” deja la puerta completamente abierta a cuantas secuelas hagan falta, porque siempre habrá personas dispuestas a proclamar su valor en la seguridad de un cine.