OPINIÓN

Poder adquisitivo (II)

"Este atisbo de repunte inflacionario genera un cierto temor en los mercados especialmente si obliga a los bancos centrales a reconsiderar sus decisiones en política monetaria"

Poder adquisitivo (II)

Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el - Actualizado

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En mi artículo anterior advertía sobre la función crucial de los salarios para sostener la demanda nacional de consumo e inversión y preservar el poder de compra ante el súbito rebrote que, según algunos indicios, puede experimentar la inflación, especialmente en la segunda parte del año, impulsada por el incremento del gasto que generarán las transferencias de los fondos de recuperación, la mayor disposición de los ahorradores a utilizar el montante de ahorro acumulado no utilizado en los últimos meses por las restricciones y limitaciones implementadas, el aumento de los precios de la energía y materias primas, y el despliegue inédito de ayudas fiscales y monetarias promovidas por los bancos centrales.

No cabe duda de que este atisbo de repunte inflacionario genera un cierto temor en los mercados especialmente si obliga a los bancos centrales a reconsiderar sus decisiones en materia de política monetaria, especialmente por su incidencia en un posible retoque alcista de los tipos de interés. Aunque no podemos olvidar que estas instituciones recientemente han reformulado y flexibilizado sus criterios con respecto al nivel óptimo de las tasas de inflación, fijadas hasta ahora de forma inamovible en el 2%, y algunos economistas han sugerido que las pistas en las se basan estos presagios inflacionistas pueden no tener tanta consistencia, entre otras razones porque uno de los elementos con una influencia decisiva en la evolución de la inflación, como son los salarios no están presionando, por el momento, esa advertida tendencia alcista, y, por otro lado, en caso de confirmarse esta súbita subida su duración sería efímera y se evaporaría cuando se normalice el ritmo de la actividad económica, aunque no podemos soslayar que una presión sostenida de los precios provocaría una exigencia de incremento de los sueldos. Por otro lado, añaden que aunque esos atisbos inflacionistas escalen los bancos centrales se van a encargar de mantener los tipos de interés bajos hasta que la recuperación se afiance de forma generalizada.

Por otro lado, las tensiones inflacionistas también tienen un efecto trascendental en las decisiones de ahorradores e inversionistas. Resulta lógico que la meta de ambos debe tender, como primer objetivo, a defender su poder de compra consiguiendo, como mínimo, superar los niveles de inflación. Sin embargo no podemos olvidar que este objetivo no ha sido excesivamente difícil de conseguir en los últimos años si tenemos en cuenta que entre 2013 y 2020 en cuatro de ellos han tenido registros negativos y en los tres restantes sólo en uno ha tocado el 2%.

Permítanme, por tanto, disentir, en cierto modo, sobre el mantra empleado por asesores y gestores de carteras sobre la necesidad de asumir los riesgos que entraña la renta variable para situar sus ahorros, en todo o en parte, en esta versión de inversión, sobre todo cuando, en la mayoría de los casos, estas recomendaciones van dirigidas a clientes con un perfil de conocimiento financiero de medio a bajo. He defendido que, en coyunturas como las presentes, para el ahorrador conservador la mejor forma de defender sus ahorros es mantenerlos en sus cuentas a la espera de que se aclare el panorama. Y en esa dirección estimo que en caso de optar por cualquier tipo de inversión, sobre todo en su modalidad de Fondos, se anteponga la opción de preservar la integridad del capital antes que la posibilidad de obtener una determinada rentabilidad.