Descubre la carne más saludable que la de pollo y pavo e ideal para los enfermos de hipertensión

La cocina saludable no está reñida con poder comer bien y quedar saciado. En las dietas que nos ayudar a equilibrar nuestro peso y poder conservar nuestra silueta siempre destacan dos tipos de carne: el pollo y el cada vez con más frecuencia el pavo. Está demostrado que son carnes que tienen menos grasas y cuya ingesta es muy saludable. Sin embargo, y es algo que muchas personas desconocen, hay un tipo de carne que es más saludable y que cada vez se consume menos.

La carne a la que nos referimos es la de conejo. La carne de este animal, tan abudante en nuestra geografía, cada vez es más desconocida para un amplio número de personas. De hecho, en las carncerías su venta ha bajdo de manera considerable. Según la experiencia de muchos carniceros la carne de conejo al tener muchos huesos pequeños y ser algo más laborioso a la hora de tomarla no termina de atraer el público. Sin embargo, la carne de conejo tiene unas excelentes propiedades para nuestra salud como recuerda Ana Bardají, experta en cocina saludable: "La carne de conejo es muy saludable, tiene menos grasa que la de pollo y pavo. Es rica en vitamina B 12, aporta potasio a nuestro organismo y al no tener sodio es ideal para las personas que padecen de hipertensión. En definitiva es una carne muy nutritiva"

GUISO DE CONEJO

A la hora de cocinar el conejo hay muchas alternativas más allá del tradicional "arroz con conejo" o el "conejo al ajillo" o el "conejo al horno". Como nos explica Ana Bardají, el conejo es muy versátil en nuestra cocina: "Es un producto fácil de cocinar. Su coción no nos lleva demasiado tiempo y podemos jugar con nuestros platos."

Una de las recetas que nos recomienda nuestra experta es el "Guiso de conejo", comida sencilla de preparar y que no nos llevará más de 40 minutos su preparación.

INGREDIENTES:

1 conejo

4 dientes de ajo.

Almendras.

Aceite.

Vino.

Sal.

Perejil.

Setas (opcional en este caso han sido níscalos)

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ELABORACIÓN

Lo primero que debemos hacer es sofreír en aceite los ajos con piel y a continuación sofreír el conejo con sal y pimienta, que previamente habremos troceado. El conejo lo podemos sofreír con el hígado, lo ideal es hacerlo en dos tandas, primero la parte del hígado y luego el resto.

Luego haremos un picada con el hígado que ya tendremos dorado, le añadimos los ajos que sofreímos ya sin la piel, perejil y almendra tostada. Lo vamos a hacer de la manera tradicional, estos ingredientes lo introducimos en un mortero y lo machacamos hasta que el hígado del conejo se vaya deshaciendo.

Cuando esté todo bien "machacado", lo añadimos a una cazuela donde teníamos el conejo, le añadimos una copa de vino blanco y cocinamos durante media hora a fuego lento para que vaya hirviendo el alcohol.

Ya no tienes excusa para volver a probar la carne de conejo.

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