MASCOTAS
Un perro intenta morder a todos por su miedo a salir de casa hasta que ocurre algo que cambió su vida
Dandy, el podenco ibicenco que pasó de temer salir a la calle a adorarlo
Málaga - Publicado el - Actualizado
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El podenco ibicenco es, por lo general, una raza de perro un poco independiente, sensible, activo y atlético. Suelen adorar la calle, pero en el caso que os contamos no es así. Hablamos de Dandy, un podenco ibicenco que tenía miedo a salir de la casa. Tanto es así que intentaba morder a sus dueños cuando querían ponerle la correa para sacarlo a dar un paseo. Ahora Dandy es ya otro perro gracias a la ayuda profesional de Adrián Navarro, fundador de Adiestramiento Canino Lopecan.
¿POR QUÉ DANDY REACCIONA DE ESA MANERA?
No querer salir a la calle es un comportamiento nada habitual en un perro, por lo que había que encontrar la causa de ese pánico que tenía Dandy al ver la correa. "No sabemos exactamente la causa , pero probablemente parte del miedo tiene una carga genética y otra parte se debe a la falta de socialización. Dandy fue sacado de la protectora cuando era chiquitito y quizá la mala socialización y alguna experiencia traumática en edades tempranas haya provocado eso", explica Adrián.
Dandy incluso llegaba a límites como el de intentar morder a sus dueños cuando querían ponerle la correa por lo que estaba claro que le tenía un miedo absoluto a salir. Le tenía miedo a las personas, a los perros, al ascensor, al ruido de los coches e incluso al ruido de la puerta.
El instinto y la poca experiencia con el trato de mascotas puede llevar a errores, como explica Adrián Navarro, que refuerzan el mal comportamiento del perro. "Cuando vemos al perro asustado intentamos animarlo dándole cariño como haríamos con una persona, pero lo que hacemos inconscientemente es reforzar el comportamiento porque el perro ve que gana algo de esa manera", apunta el adiestrador.
LA COMIDA ES EL ESTÍMULO PARA TRABAJAR CON EL PERRO
Para tratar el problema de Dandy, el adiestrador Adrián Navarro explica que empezó a "trabajar en la casa del perro y toda su comida la poniamos de las puertas de la casa hacia afuera. En la puerta del portal usábamos pienso y, por ejemplo, si pasaba un camión al lado pues le dábamos salchicha. En función de la gravedad del sonido o del estímulo le dimos algo más rico para que viese de alguna manera gracias a eso que acababa de pasar no lo tenía en otras situaciones”.
El joven podenco mostró signos de mejoría y cada vez se iba acostumbrando más a la calle, pero surgió un problema. “Nos chocamos con la cuarentena, decidimos traernos el perro a nuestra casa y lo que hacíamos era hacerle ver que gracias a salir a la calle podía ver a sus dueños. Tenían un buen vínculo”, destaca.
Al final, el trabajo ha dado sus frutos y Dandy ya es un perro feliz cuando le enseñan la correa y está deseando salir a dar una vuelta. “Ha pasado de no querer que le pongan la correa a volverse loco de alegría cuando ve la correa. Al llegar a su casa hemos seguido con lo mismo pero de forma diferente. Aún tiene miedo, pero ya nada es lo mismo. Ya pasa un camión y sigue caminando, ya no se bloquea como antes”, concluye Adrián Navarro.
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