Los motivos por los que una organización buscaba pilotos expertos: “A baja altura y sin luces”

Los vuelos se realizaban entre Marruecos y España con pilotos que debían ser expertos

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Los motivos por los que una organización buscaba pilotos expertos: “A baja altura y sin luces”

Irene Ramos

Sevilla - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Todo comenzó con un seguimiento meticuloso por parte de las autoridades españolas y marroquíes. Desde mediados del año pasado, la Guardia Civil y la Gendarmería Real Marroquí estaban siguiendo de cerca a un individuo sospechoso.

Se trataba de un miembro clave de una organización criminal dedicada al tráfico internacional de drogas. Pero la suya no era una táctica cualquiera para transportar las drogas sino más bien una fórmula arriesgada.

De hecho para poder operar, este individuo se dedicaba a contactar con pilotos expertos en vuelos nocturnos y a baja altura para llevar a cabo sus operaciones.

Ahí se activaron todas las alarmas, porque evidenciaba la sofisticación y peligrosidad de la banda.

Los detalles de la operación: Narcovuelos a fincas alquiladas de Sevilla y Cádiz

La operación, conocida como "Torcal 469 Tornado", tomó forma a medida que los investigadores desentrañaban los entresijos de la red delictiva.

Tras varios meses de seguimiento y recolección de información, los agentes confirmaron la existencia de dos helicópteros ocultos, estratégicamente ubicados en fincas de las provincias de Sevilla y Cádiz. Ambas propiedades habían sido alquiladas por el líder de la organización con el propósito de facilitar el transporte de drogas.

El momento decisivo llegó en la madrugada del 15 de enero, cuando los investigadores detectaron un vuelo sospechoso en la provincia de Cádiz, con destino al sur desde la finca vinculada a la organización. Los helicópteros, volando a baja altura y sin luces, levantaron las sospechas de las autoridades, desencadenando así un amplio operativo conjunto entre la Guardia Civil y la Gendarmería Real Marroquí.

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La intervención fue coordinada y precisa: un helicóptero de la Guardia Civil logró interceptar la aeronave criminal durante su aterrizaje en una finca de Chiclana de la Frontera (Cádiz). En el interior del helicóptero se encontraron 795 kilogramos de hachís, dispositivos de navegación y teléfonos móviles, junto con tres vehículos utilizados por la banda.

Pero esto fue solo el principio. En una segunda fase de la operación, se llevaron a cabo registros adicionales que condujeron al descubrimiento de un segundo helicóptero en una finca en Utrera, Sevilla, que estaba siendo preparado para futuros narcovuelos.

La organización, meticulosamente organizada y jerarquizada, asignaba roles específicos a cada miembro, desde la adquisición de helicópteros hasta la contratación de pilotos y el transporte de la droga. Ambos helicópteros, adquiridos en países del este de Europa, fueron modificados para transportar mayores cargas de droga, llegando a transportar hasta 900 kilogramos de hachís.

El valor de estas aeronaves en el mercado negro se estima en alrededor de 900.000 euros. La investigación fue llevada a cabo por agentes de la Guardia Civil y la Gendarmería Real Marroquí, con el apoyo de unidades policiales especializadas y el Centro Regional de Análisis e Inteligencia contra el Narcotráfico (CRAIN).

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