La advertencia de un neumólogo sobre el consumo de cigarrillos electrónicos entre adolescentes: “ Como una golosina...”
La percepción errónea sobre la inocuidad de estos dispositivos y la falta de información sobre sus riesgos reales enciende las alarmas entre los profesionales de la salud
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Sevilla - Publicado el
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La industria tabacalera se reinventa y los jóvenes se han convertido en el blanco predilecto de sus campañas, especialmente a través de los cigarrillos electrónicos. ¿Por qué este interés por los jóvenes? Por una simple cuestión de negocio, un joven garantiza 40 años de duración de ese negocio, mientras que los adultos o dejan de fumar por motivos de salud, o fallecen.
Según datos recientes, la edad promedio de inicio en el consumo de tabaco se sitúa en torno a los 13 años, una cifra preocupante que evidencia la vulnerabilidad de los adolescentes. Eso dice la teoría, pero en la práctica el jefe del Servicio de Neumología del Hospital Virgen Macarena, Agustín Valido, asegura que hay menores de 10 años que ya consumen este tipo de productos nocivos.
Este centro sevillano ha realizado un encuentro con jóvenes precisamente para concienciar sobre los peligros de este tipo de productos. Y este sanitario sevillano confirma que en una encuesta a mano alzada entre los asistentes, la mayoría levantaron la mano cuando fueron preguntados sobre si habían probado alguna vez un cigarrillo electrónico, aunque las cifras oficiales hablan de entre un 48 y un 80 por ciento de jóvenes que son consumidores habituales.
La publicidad atractiva, los sabores dulces y la falsa creencia de que "solo es vapor" contribuyen a crear una imagen distorsionada sobre el vapeo, ocultando una realidad preocupante: los vapers también contienen sustancias tóxicas y adictivas.
El Jefe de Neumología explica que los chicos no son conscientes de los peligros de este hábito: “Por los sabores, los olores, la presentación, creen que es inocuo, como una golosina”, pero en realidad no inhalan vapor de agua, “están inhalando unos componentes tóxicos y eso significa que es perjudicial para su salud. Ese consumo de tóxicos se va acumulando en el organismo y no sabemos los efectos que tendrá a largo plazo”.
Según el doctor Valido, “lo que sí está claro es que en el aerosol hay componentes claramente calificados como cancerígenos”.
Y a todo esto se suma que hay que definir desde el primer minuto una cuestión clave, según el experto, “que el tabaquismo no es un vicio, es una enfermedad, que condiciona todas tus decisiones porque necesitas su consumo”.
Nicotina: Esta sustancia adictiva está presente en la mayoría de los vapers y puede tener efectos negativos en el desarrollo cerebral de los adolescentes, además de aumentar el riesgo de adicción a otras drogas.
Metales pesados: Algunos estudios han detectado la presencia de metales pesados como el níquel, el plomo y el cromo en el vapor de los cigarrillos electrónicos. Estos metales pueden ser tóxicos para el organismo y se han relacionado con enfermedades respiratorias y cáncer.
Compuestos orgánicos volátiles (COV): Los COV son sustancias químicas que se evaporan fácilmente y pueden irritar los ojos, la nariz y la garganta, además de causar problemas respiratorios. Algunos COV, como el formaldehído y el acetaldehído, se han clasificado como posibles carcinógenos.
Partículas ultrafinas: El vapor de los cigarrillos electrónicos contiene partículas ultrafinas que pueden penetrar profundamente en los pulmones y causar inflamación y daño.
Diacetilo: Este compuesto químico se utiliza para dar sabor a algunos vapers y se ha relacionado con una enfermedad pulmonar grave llamada bronquiolitis obliterante.
La falta de regulación efectiva y la permisividad en la publicidad de estos productos son factores que agravan la situación. Organizaciones de salud y expertos exigen medidas urgentes para proteger a los jóvenes de esta nueva amenaza.
Entre las propuestas se encuentran:
- Restricción de la publicidad de cigarrillos electrónicos, especialmente aquella dirigida a menores de edad.
- Equiparación de la regulación de los vapers a la del tabaco convencional.
- Campañas de información y sensibilización dirigidas a jóvenes y padres.
- Mayor control sobre la venta de estos productos, incluyendo la prohibición de sabores atractivos.
Los expertos recuerdan que esta problemática no solo afecta la salud individual, sino que también tiene un impacto social y económico significativo. El tabaquismo y el vapeo son factores de riesgo para diversas enfermedades crónicas, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, generando un alto coste para los sistemas de salud.