Cotorras de Kramer: Amenazan a otras especies, son ruidosas, se comen cultivos y hasta yeserías del Alcázar

Esos pequeños loritos de color verde que a simple vista pueden parecer entrañables e inofensivos están generando bastantes problemas a la ciudad desde que se afincaron aquí, allá por los años 90.Se les considera especie invasora y su población se ha multiplicado, no llegaban a 3 mil en 2016 y actualmente superan los 10 mil ejemplares tanto de cotorra de kramer como de las argentinas. Son ruidosas, sus excrementos ensucian, se comen las cosechas de girasol de muchos campos de la provincia y tienen atemorizados a los murciélagos y a una especia de cernícalo que son fundamentales para el equilibrio de la diversidad de esta zona. Pero no solo eso, Dailos Hernández investigador de la Estación Biológica de Doñana nos dice que se están comiendo incluso una “yesería mudéjar del siglo XIII del Real Alcázar”.

Hernández asegura que este es un comportamiento normal del loro que “se alimenta de frutos que pueden contener ciertas toxinas y para regularlas, como cuando nosotros consumimos sal de frutas, pues ingieren barros u otras sustancias para digerirlo mejor”. La medida que llevaron a cabo en el Alcázar fue poner una red para evitar que las cotorras llegaran a dañar el patrimonio y eso “es un impacto visual fuerte en un monumento tan importante para sevilla".

Son numerosas las actuaciones que desde hace años se han intentado llevar a cabo desde el consistorio hispalense para acabar con esta plaga, o al menos reducir su población, pero ninguna ha surtido efecto. Lo última propuesta fue eliminarlas con disparos letales, algo a lo que los animalistas se opusieron.