La otra consecuencia de las mareas vivas: la playa de San Lorenzo de Gijón... más grande que nunca

Las mareas vivas que se dejan notar, estos días, en Asturias están llamando la atención, sobre todo, en los momentos de pleamar (cuando la marea está más alta). Ha coincidido por las tardes y no son pocos los que se acercan a los paseos marítimos de las localidades costeras para intentar sacar una fotografía o grabar un vídeo (no sin riesgo de irse mojado para casa).

En Gijón, de hecho, la Policía Local ha cerrado parte del paseo del Muro de San Lorenzo y el mismo procedimiento han seguido en Navia, donde el agua ha sobrepasado el nivel de la plataforma por la que pasean los vecinos. En otros concejos como Vegadeo, la marea astronómica ha inundado varias zonas.

Sin embargo, igual que sube... la marea baja. Y también tiene su aquel. Sobre todo, en aquellas playas en las que las mareas "normales", las diarias, 'comen' mucho terreno y hacen desaparecer prácticamente el arenal. Es el caso de la de San Lorenzo, en Gijón: la extensión con bajamar es de 240.000 metros cuadrados; con pleamar, seis veces menos, 40.000. 

Carmen, que pasea habitualmente por la orilla, se ha percatado de que "la iglesia de San Pedro siempre está con agua en el pedrero y ahora está más baja que nunca". Como ella, muchos otros gijoneses que hacen ejercicio en la playa más emblemática de la ciudad, disfrutan de la caminata "en terreno inexplorado", arena que, habitualmente, queda siempre bajo el agua.

Y, aunque el mar queda más lejos del paseo (a unos 200 metros, aproximadamente, desde la escalera 10), no importa: "¡Si hace falta caminamos hasta Gran Bretaña!", bromeaba uno de los paseantes.

Tanto las bajamares como las pleamares astronómicas irán a menos este fin de semana; y a partir del lunes, el coeficiente de mareas se irá rebajando a normal y bajo. De hecho, de la pleamar de 2'4 de este jueves pasaremos a 0,8 en una semana. Y no solo eso: debido a las fases lunares, no veremos mareas similares hasta dentro de 18 años: en 2042.