Gerardo Ruíz presenta una mirada nostálgica a su barrio de El Cerillero

Gerardo Ruíz nos tenía acostumbrados a libros basados en su pasión didáctica y deportiva, pero tras el fallecimiento reciente de sus padres y con el paso de los años ha querido echar una mirada "al retrovisor" y repasar los recuerdos que tiene de su infancia en un barrio obrero, que tenía muy pocas infraestructuras, pero en el que fue muy feliz.

El barrio de El Cerillero

El barrio de El Cerillero está a la salida de Gijón, en la carretera que lleva a Avilés y Candás. Una zona del oeste de la ciudad en la que, por aquellos años, abundaban los praos, las casas bajas y los caminos de tierra. Un escenario en el que Gerardo Ruíz creció y fue muy feliz. Allí disfrutó de sus primeros años de vida, jugó con sus amigos y se formó como persona hasta el día que marchó hacia Madrid a estudiar al INEF. "Fui feliz, sin falta de tener grandes recursos. Yo pertenecía a una familia obrera, sin muchos recursos, pero que me dieron todo lo que tenían y sobre todo una muy buena educación. Fue una maravilla vivir en aquel barrio que era medio fabril y medio rural. Con muchos praos, huertas, casas de planta baja", recuerda Gerardo Ruíz.

El recuerdo de personas que ya no están

Gerardo Ruíz recuerda que las amistades que hizo de niño no se olvidan. Se acuerda de amigas que hizo en aquellos años "Margot, Emilia, Nuria, Marta, la de la cordelería. Una colección de amigos que unos viven y otros se fueron quedando, como Fernando 'el cartero', y eso te produce una cierta nostalgia. Aparecen en el libro y como decía Diderot si aparecen en tu recuerdo los haces inmortales", rememora un emocionado Gerardo Ruíz.

En el libro se incluyen una serie de entrevistas a los amigos que todavía están y recuerdan anécdotas de juegos, lugares emotivos o espacios en los que, como dice Gerardo, fueron muy felices en los años 50 y 60.