Un refugio para 1.500 mujeres vulnerables de Gijón: así es la Casa Malva, el centro de atención integral para víctimas de violencia de género

Recuperar una vida "independiente". Es el objetivo último de la Casa Malva, un equipamiento que nació como proyecto pionero en 2007 y que, desde entonces, ha acogido a 1.492 mujeres, que han accedido al centro con 1.518 menores -y 24 personas- a su cargo. La Casa Malva es el buque insignia de los recursos que hay en Gijón (y en Asturias) para ayudar a las víctimas de violencia de género; y está gestionado, como el resto de casas de acogida y pisos tutelados del Principado, por Cruz Roja.

El acceso puede darse en cualquier momento: "Tenemos un servicio de ingresos y Emergencias que funcionan las 24 horas de los 365 días del año", ha explicado, en COPE, Lucía Vigil, de la asociación. Las mujeres contactan con la Casa Malva a través del 016 o del 112, y de recursos profesionales, como Centros Asesores de la Mujer, Policía Nacional o el Servicio de Salud del Principado. Y a partir de ahí, ¿qué?

¿Cómo se trabaja con las mujeres en la casa malva?

"Las mujeres llegan con un daño importante derivado de la situación de violencia de género que han vivido; y la idea es que inicien un proceso de recuperación, que es específico en cada caso", explica Vigil. La atención es integral, con un equipo multidisciplinar en el que hay psicólogas y asesoras, pero con el objetivo de que las usuarias hagan "una vida con total normalidad".

De hecho, la Casa Malva cuenta con una treintena de apartamentos independientes, "con todas las necesidades que tiene una vivienda, cocina y baño" para que las mujeres puedan llevar un día a día 'normal': "Van al trabajo, cursos formativos, reuniones o lo que tengan", cuenta Vigil.

Es el mismo objetivo que se persigue con los menores que ingresan en el equipamiento junto a sus madres: "Que se reincorporen, cuanto antes, a su rutina; seguir en su colegio o, si hay que cambiar de centro educativo, iniciar ese proceso cuanto antes y volver a sus hábitos para recuperarse de forma integral".

el objetivo, más importante que los plazos fijados en el proyecto

El proyecto nació con el objetivo de que la estancia de las mujeres en la Casa Malva fuese de tres meses, como máximo, aunque Vigil reconoce que "no logramos cumplir por la dificultad que hay de acceso a vivienda". En cualquier caso, advierte de que, más que los plazos, lo relevante es que se cumpla el objetivo y que la mujer abandone la Casa Malva "de manera independiente, con una vivienda y con una vida digna que le permita salir adelante ella sola o con sus hijos".

Precisamente, para aquellas mujeres que concluyen su etapa en la Casa Malva y tienen un difícil acceso a la vivienda, Cruz Roja cuenta con pisos tutelados (una docena en Gijón), donde estás mujeres pasan por una etapa intermedia, aunque aclara Vigil que "no todas las mujeres que cumplen su objetivo van a un piso; otras van a pisos con familiares, depende de lo que se haya estipulado con ellas".