Cómo afrontar la muerte de un compañero de clase: "Estamos destrozados"
La psicóloga asturiana Raquel Baeza Martín explica las claves para afrontar el fallecimiento de un niño
Oviedo - Publicado el - Actualizado
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La muerte de una persona en accidente de tráfico es siempre una tragedia. Si la víctima es un niño, la conmoción es aún mayor. Juan Rodríguez tenía 13 años. Su vida se ha apagado tras sufrir un aparatoso siniestro en la autovía A-66 a su paso por Soto de Ribera, en las proximidades de Oviedo. El coche en el que viajaba impactó el pasado sábado contra el quitamiedos tras dar varias vueltas de campana. Las lesiones que sufrió fueron muy graves y, un día después, fallecía en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). La conductora del vehículo es la madre de su amigo, que también iba en el coche junto a dos niñas de nueve años. Los cuatro se recuperan de las heridas sufridas pero ahora toca afrontar lo sucedido.
Silencio y dibujos para recordar a Juan
En el Instituto de Secundaria de Pando, en Oviedo, están en shock por el fallecimiento de Juan. Su ausencia en una de las aulas de primero ha dejado a todos "destrozados". Sus compañeros "no son capaces de reaccionar y están llorando" según ha contado en COPE la directora del centro, Ana Gallego. La situación tampoco es fácil para los profesores que tratan de apoyar a los alumnos ante una situación tan dramática.
"Les hemos pedido que escriban o dibujen lo que sienten para que se expresen, porque están muy tocados". El recreo también ha sido diferente, nada que ver con el barullo y revuelo habitual. Alumnos y docentes del IES de Pando han guardado un minuto de silencio para recordar a Juan.
"No estamos preparados para la muerte de un niño"
La psicóloga de Oviedo, Raquel Baeza Martín, está acostumbrada a trabajar con niños y considera fundamental dejarlos pasar su duelo. "No estamos preparados para que un menor fallezca, es muy difícil", ha afirmado en COPE. Esta profesional explica que es fundamental que la muerte forma parte de la vida y "decirles toda la verdad, no generarles falsas expectativas, responder a todas sus preguntas y utilizar la palabra muerte sin culpar a nadie".
El siguiente paso es que los menores expresen sus sentimientos y que "si quieren ir al funeral o dar el pésame a la familia, lo puedan hacer". También es importante que sepan que llorar o sentir rabia por lo ocurrido es algo "complemente normal". Los adultos tienen que acompañar a los menores y darles tiempo porque "esto no pasa rápido".