VIVIENDA

“Vivimos igual que en cualquier barrio”, defiende Antonio, afectado por los desalojos del Muelle Deportivo de Las Palmas

Denuncia que lleva viviendo en su barco sin problemas desde 2016

Muelle Deportivo de Las Palmas de Gran Canaria
00:00

Antonio Pérez, afectado por los desalojos

Redacción COPE Gran Canaria

Gran Canaria - Publicado el

3 min lectura

Hace treinta años, Antonio Pérez, un funcionario del Ministerio de Economía y Hacienda, llegaba a Las Palmas de Gran Canaria. En 2016 lograba cumplir uno de sus sueños: vivir en barco. Se compró un velero y se mudó al Muelle Deportivo del Puerto de la Luz. Ahora una orden de desalojo por parte de la Autoridad Portuaria de la provincia le da un plazo de diez días para abandonar su puesto de amarre. No es el único afectado, junto a él, diez personas más la han recibido. 

Hasta ahora, asegura Antonio “no había ningún problema con estar aquí”. A pesar de que la ley portuaria no prohíbe expresamente que una persona pueda tener como alternativa habitacional una embarcación recreativa en un muelle deportivo, sí especifica algunos requisitos que se deben cumplir con relación al amarre.

En materia náutica son las comunidades autónomas las encargadas de aplicar la normativa en estos espacios. Un derecho que ha recogido la Autoridad Portuaria de Las Palmas en la última ordenanza de la Dársena de Embarcaciones Menores que, desde enero, contempla la prohibición del uso del puesto de amarre destinado como residencia habitual con carácter permanente.

Orden de desahucio

La orden de desahucio es bastante irregular, considera el afectado bajo sus conocimientos en el área. El comunicado les da un plazo limitado de diez días para abandonar la plaza y, afirma, “no cuenta con un periodo para presentar alegaciones, algo que no es muy común”. Además, se exponen a multas de hasta 60.000 euros

La principal demanda de los afectados es que los responsables de la dársena realicen un estudio de aquellos barcos que estén abandonados o los que se encuentren de forma ilegal y sean esos los que se vean expuestos a este desalojo. Este no es el caso de Antonio que desde que llegó está empadronado y cuenta con la domiciliación bancaria de los pagos de los permisos de atraque necesarios en el pantalán para tener el muelle como puerto base.

Un muelle residencial

El muelle se ha ido convirtiendo en una especie de barrio residencial, “hay aproximadamente unos 200 barcos donde vive gente, poco menos de una cuarta parte de los atraques que se producen”, defiende Antonio. De hecho, cuentan con condiciones de habitabilidad buenas, considera, como la posibilidad de gestionar de manera correcta los residuos que allí se produce por la actividad usual de una vivienda.

Así, a la conclusión a la que ha llegado esta pequeña comunidad es que “el problema no se ha creado porque haya gente viviendo en los barcos sino por la falta de espacio de las instalaciones. Pretenden echar gente para tener más espacio”. 

Durante estos años, el funcionario dice haber vivido varios intentos de ampliar la instalación pero “se han quedado en nada”. Por eso, seguirán defendiendo su forma de vida porque reflexiona “cuando uno se compra un barco, lo puede usar para lo que quiera. Puede usarse para pasear, pescar o participar en regatas, pero, ¿qué hay de la opción de vivienda?"

Esta pregunta será la principal incógnita a resolver para estas personas cuyo futuro habitacional han puesto en manos de abogados para tratar de defender lo que consideran es su derecho a permanecer en el Muelle Deportivo.

Programas

Último boletín

09:00H | 22 FEB 2025 | BOLETÍN