CD TENERIFE

Juanjo Ramos: “El tinerfeñismo tiene más prisa que Garrido”

La manifestación de este domingo congregó en el Heliodoro Rodríguez López a 2.500 personas

Juanjo Ramos
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La reflexión de Juanjo Ramos, a 23 de septiembre de 2024

Juanjo Ramos

Tenerife - Publicado el

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Este lunes 23 de septiembre de 2024 no es el final. Es el primer día del resto del camino en el relevo del CD Tenerife. La manifestación de ayer, con más de 2.500 personas en el espacio reducido de la calle de tribuna, en los aledaños del Heliodoro Rodríguez López, representa un paso más en el rechazo que esta afición ha mostrado por el máximo accionista, José Miguel Garrido, y sus compinches.

La prueba, después de una concentración que se desarrolló en medio de un calor asfixiante, la tuvimos minutos después, en el partido contra el Sporting de Gijón. Porque, no nos engañemos, la mayor parte de la masa social del Tenerife vive por y para los partidos. Sigue la actualidad de aquella manera, cuando puede y quiere, pero le da importancia fundamentalmente a lo que sucede dentro del terreno de juego.

Sucede que lo que pasa sobre el césped es el reflejo de una gestión nefasta. Nadie se manifestaría por una deuda, por la falta de colaboración con los equipos de base, porque el spot sea feo o la equipación no haya por donde cogerla. Lo hacen porque el equipo tiene 2 puntos de 18 posibles y está colista de Segunda.

Conviene en este punto recordar que está colista porque la gestión deportiva ha sido calamitosa. Porque hace 27 meses, el Tenerife se quedaba a un partido de la Primera División. Y ahora tiene su mirada puesta en evitar el descenso a Primera RFEF. Porque entonces tenía un director deportivo reconocido en esta Segunda, como Juan Carlos Cordero, y un entrenador con el que se identificaba el tinerfeñismo, Luis Miguel Ramis. Pero los dos acabaron huyendo de este modelo de gestión. Tenían razón, claro.

En la dirección deportiva ahora están el propio Garrido, que cree que sabe de fútbol más que nadie, junto a Juan Guerrero y Mauro Pérez. Son ellos, los tres, los arquitectos de este desastre. De una plantilla envejecida, con renovaciones a precio de oro el pasado verano, traspasos fuera de mercado en este, e incorporaciones que han debilitado en vez de mejorar la plantilla del CD Tenerife. Lo ha dicho Mel a su llegada. Este Tenerife es peor que el de la temporada pasada. Felicidades para Garrido, Guerrero y Mauro. Es difícil hacerlo tan rematadamente mal.

El verdadero drama no es que hayamos llegado a este punto, sino que el futuro siga dependiendo de ellos mucho más. ¿Se imaginan un mercado de invierno con los mismos 'fichadores'? No quiero ni imaginármelo. Porque, no nos engañemos, deportivamente el Tenerife tiene que centrarse en llegar vivo al 2 de enero para sumar refuerzos de verdad entonces y pelear por la permanencia. Seguramente que no sin apuros.

Es lo que toca. Y como no queremos que fichen los mismos, tendrá que propiciarse la salida de Garrido antes de diciembre. Para ello, en eso tiene razón el máximo accionista, hay que cambiar el “Garrido vete ya” por el “Garrido vende ya”. Y para que venda tiene que haber un comprador. Uno fiable y solvente. Ojalá Rayco García lo sea y pronto tengamos buenas noticias.

Permítanme ponerlo en duda. No por Rayco, sino porque ahora el que está en posición de fuerza es el que tiene las acciones. Cada declaración de la presidenta del Cabildo las encarece, cada gesto de presión en el entorno ahonda en la desesperación del tinerfeñismo. Cada jornada que pasa sin ganar añade otro puñado de esa desesperación, que tan bien le viene al especulador.

Garrido no tiene prisa. Somos nosotros, el tinerfeñismo, quienes la tenemos. Porque el Tenerife no tiene tiempo que perder. Pero el foco, que no se puede distraer del máximo accionista y sus compinches, a los que hay que fiscalizar cada movimiento hasta su salida, no puede ser solo para Garrido, Guerrero y Pozas. Hay que ponerlo en Miguel Concepción, Amid Achi y Conrado González. Son ellos los que están obligados a trabajar para sacarnos del agujero porque ellos nos metieron en él.