El jefe de los inspectores de la Guía Michelín alaba la tradición y evolución de la cocina cántabra
Entre las fortalezas destaca su posición geográfica privilegiada para una materia prima de primera calidad
Santander - Publicado el - Actualizado
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Cantabria es una región segura y estable gastronómicamente hablando. Lo dice el jefe de los inspectores de la Guía Michelín a pocas semanas de que la publicación de a conocer sus galardones para el 2024.
Es una cocina en la que la tradición tiene un gran peso y avanza poco a poco, pero con paso firma, asegura uno de los hombres que más restaurantes ha visitado tanto fuera como dentro de España.
Es una tradición que de todas formas ha evolucionado y sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Una cocina que mantiene sus platos de siempre pero más ligeros y menos contundentes, pero manteniendo el sabor y el origen de los productos.
Productos que además se procura sean de cercanía favoreciendo una economía circular que igual de había perdido.
De un tiempo a esta parte Cantabria, sobre todo Santander, esta siendo escenario de la aparición de nuevas propuestas gastronómicas, más informales, más ‘casual’, pero no es una región que se mueva por modas, asegura el jefe de inspectores cuya identidad la Guía Michelín quiere mantener en el anonimato.
Una de las fortalezas de la cocina cántabra es su situación geográfica envidiable que le permite acceder a un producto de primerísima calidad tanto de la tierra como del mar. “Hoy en día lo más difícil para cualquier cocina de calidad es conseguir esta materia prima y Cantabria lo tiene al alcance de la mano”.
Si hablamos de debilidades, al jefe de los inspectores le gusta hablar más de dificultades, la cocina cántabra al igual que el resto de cocinas de España, tiene problemas a la hora de conseguir un equilibrio correcto en los equipos humanos de los restaurantes. “Conseguir equipos estables y comprometidos es una de las tareas más complicadas a las que se enfrentan los restaurantes”. Detrás de esta dificultad conseguir una conciliación laboral y familiar que permita compaginar el sacrificio de una cocina y el disfrute del tiempo libre al que todo trabajador tiene derecho.
Otro de los aspectos que distinguen a un restaurante es el servicio y es otro de los puntos a vigilar por cualquier restaurador que quiera estar en lo más alto.
Cada vez es más importante y no se entendería una buena cocina sin un buen servicio, afirma el jefe de los inspectores de la Michelín.
En Cantabria conviven, como en cualquier otra región, restaurantes más populares con un servicio más amable, más próximo, con otros de filosofías distintas en los que se exige un punto más en la calidad del servicio, se pide un servicio más profesional como el que se podría encontrar en cualquier país del mundo.
Pero si hay algo que caracteriza a los dos, sentencia, es el esfuerzo por intentar agradar al cliente y porque el cliente se lleve un buen recuerdo del restaurante. “Que la visita se convierta en una experiencia agradable. Y esto el cliente siempre lo agradece”.