De la tragedia a la esperanza: cómo una madre transformó el dolor en ayuda para otros
Rebeca Fernández perdió a su hijo Manu en un trágico accidente, pero su fuerza la llevó a fundar “Luz y Amor”, una asociación que acompaña a familias en duelo y que cumple su primer aniversario
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 24 de julio de 2022, un trágico accidente cambió para siempre la vida de Rebeca Fernández. Su hijo Manu, de tan solo 17 años, perdió la vida al evitar colisionar con un coche mientras conducía su moto. El golpe fatal lo dio contra un bolardo. En memoria de Manu, se instaló un gran girasol de hierro forjado en el lugar del accidente, en la confluencia de Marqués de la Hermida y Federico Vial, un símbolo de luz y fortaleza que define perfectamente lo que vendría después.
“Madre, yo ya sabía que lo ibas a conseguir”
Rebeca recuerda con emoción cómo su hijo Manu siempre la apoyó, incluso en los momentos más duros de su vida. “Siempre me alentaba y decía ‘tú puedes’. Nuestra relación era muy especial”, confesó durante su intervención en COPE. Este vínculo único con Manu fue lo que la impulsó a salir adelante tras su pérdida. “Durante este año, le he llegado a sentir y oír, como si me dijera: ‘Tú sigue, que lo vas a conseguir’”.
El proceso no fue sencillo. “Me costó muchísimo volver a salir a la calle”, explicó, pero con el tiempo encontró la fortaleza para transformar su tragedia personal en una oportunidad de apoyo para otras personas en situaciones similares.
Un espacio para sanar juntos
La asociación Luz y Amor ha logrado reunir a 30 personas en su primer año. Según Eva Bartolomé, psicóloga de la fundación y quien también perdió a un hijo en un accidente, el trabajo grupal es clave en el proceso de duelo.
“Nos juntamos una vez a la semana en diferentes grupos: padres, madres y uno mixto, donde todos compartimos cómo estamos y qué necesitamos”, explicó Eva. En estos encuentros, aquellos que llevan más tiempo en el grupo comparten sus experiencias, ayudando a quienes acaban de llegar a encontrar esperanza y consuelo.
Además, Luz y Amor ofrece apoyo individual. “Hay personas que necesitan un espacio privado para expresar lo que sienten y trabajar su proceso personal conmigo como terapeuta”, añadió Eva.
El refugio de “Luz y Amor”
El hogar de la asociación está en el Centro Cívico La Marga - Eulalio Ferrer de Santander, al final de la Calle Castilla. Allí, cada semana, padres y madres encuentran un refugio para expresar sus emociones, reconstruir su vida y encontrar fuerza en el apoyo mutuo.
Luz y Amor no solo es un lugar físico; es un faro de esperanza para quienes enfrentan uno de los momentos más difíciles que alguien puede vivir. La valentía de Rebeca Fernández y su equipo ha transformado un dolor desgarrador en una luz que ilumina el camino para muchos.
Si estás pasando por una situación similar o conoces a alguien que lo necesite, Luz y Amor está aquí para ayudar. Una tragedia puede transformarse en amor y apoyo mutuo, y esta asociación es la prueba viva de ello.