Los 'momentos' que me unen al maestro Antonio Sánchez

Junto a la que me une a mi familia y algún amigo de la infancia, la relación que tengo a Antonio Sánchez es la más longeva de mi vida.

Si tuviera que ponerle principio a esa relación, creo que mi primer encuentro con Antonio no lo sabe ni él ya que nos llevaría a la década de los ochenta y ocurría cada día en la cocina de mi casa a la hora de comer.

Todos escuchábamos con atención las noticias locales pero al final, siempre el momento más esperado por mi padre y por mí, aparecía por aquel transistor Sanyo con funda de piel una voz limpia, que pronunciaba de forma magnífica, que tenía ritmo y que contaba la última hora del Alba.

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El deporte y la profesión periodística reconocen unánimemente a Antonio Sánchez

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Antonio comía con nosotros sin yo saber -ni mucho menos- que unos años después, en el pabellón del Parque, en mitad de un partido del CABA, y después de mis inicios en Antena 3 radio, me diría: “tengo que hablar contigo”.

Este “tengo que hablar” fueron un café y un ofrecimiento para venir a esta casa (diciembre 1992) y comenzar mi verdadero aprendizaje de lo que significaba la radio y el periodismo y ahí es donde Antonio pasa de compañero de mesa a compañero de trabajo; ejemplo y maestro de muchas cosas, pero sobre todo maestro de contar cosas. Con él he aprendido a tratar de ser fiable para quien te escucha, a hacerte respetar con rigor y sin espectáculos ni protagonismos innecesarios, y a trabajar bien aunque alguna vez no seas el primero en dar una noticia.

El tercer momento se produce en un campo de fútbol narrando un partido de fútbol. Antonio ha sido siempre la referencia para mí porque tal y como él me ha enseñado, cuando cuentas un partido por la radio tienes que decir quién lleva el balón y por donde lo lleva. Gracias a él y a otro café en el Val General me dio mis primeras lecciones de narración sobre un plano de un campo de fútbol que creo aún conservo…

Aunque cuando mejor ha funcionado esta relación de 30 años ha sido en tándem, Antonio desde una cabina y un servidor con el micro inalámbrico junto a los banquillos -cuando estar al lado de un banquillo no era pecado ni conllevaba pena de muerte-. Ahí creo que hemos sido un complemento perfecto el uno del otro y la verdad no sé si gustábamos a la audiencia, pero nosotros éramos felices trabajando, eso seguro...

Pero hay más: Antonio es fiable y respetable en todos los ámbitos de su vida, desde conducir toda una noche con todos sus pasajeros durmiendo desde Bilbao hasta Albacete casi sin parar, o a la hora de dar una noticia desde la primera mayúscula hasta el punto final, con la certeza de que lo que dice es verdad.

GRACIAS ANTONIO, GRACIAS COMPAÑERO. Te mereces el reconocimiento de la Gala del Deporte en el Teatro Circo y mucho más, pero no ahora porque estés a punto de pasar a la 'reserva'. Hace años que te lo habías ganado y pido a Dios que no esté muy lejos el día que volvamos a contar un ascenso del Alba, tú desde la cabina y yo a pie de campo.