San Pablo Burgos escribe un final abrupto a un sueño de cinco años en la ACB
Parecía la temporada de la confirmación del proyecto tras dos años de éxitos, pero la realidad ha sido muy distinta tras la marcha del técnico Joan Peñarroya
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Dos títulos europeos, otro continental y la participación en las semifinales de una liga y en una Copa del Rey, es el palmarés del San Pablo Burgos durante los cinco años en que ha sido club de ACB, un sueño al que esta temporada ha puesto un final tan abrupto como inesperado con el descenso a la LEB Oro.
Parecía la temporada de la confirmación del proyecto de Burgos tras dos años repletos de éxitos, pero la realidad ha sido muy distinta y desde la marcha del técnico Joan Peñarroya, hace apenas once meses, el proyecto deportivo poco a poco se fue resquebrajando.
La llegada de Zan Tabak como entrenador sustituto no ilusionó a una gran parte de los aficionados y con los primeros partidos de esta temporada ese sueño empezó a convertirse en una pesadilla, pues el equipo no tenía ese juego vistoso y fluido de temporadas anteriores.
Tampoco conseguía victorias, lo que provocó la marcha del croata el pasado noviembre y un baile de entrenadores y jugadores hasta el final de temporada.
Las riendas las cogió un veterano de este deporte como Salva Maldonado, pero apenas un mes más tarde, sin tiempo para ver si convencía o no su estilo, se apostó por otro entrenador y se contrataron a jugadores para tratar de enderezar la temporada.
La llegada de Paco Olmos, ya a contra reloj, tampoco pasó desapercibida y sin apenas tener tiempo para conocer al equipo, San Pablo no conseguía sumar su segunda copa intercontinental, aunque los resultados tras el parón de las 'ventanas FIBA' hicieron de nuevo soñar a una afición que sufría los altibajos del equipo.
Volvieron los cambios, las idas y venidas en este caso de jugadores y las derrotas dolorosas frente a Obradoiro y Andorra que fueron la penúltima estocada a un proyecto que afrontó la última jornada de liga, gastándose mucho dinero en fichajes que salvaran la categoría, con la soga al cuello y dependiendo de otros resultados.
Pero esa energía necesaria para evitar un descenso apenas duró en el Coliseum veinte minutos y esa 'crónica de una muerte anunciada' se consumó este pasado sábado con una abultada derrota frente a Urbas Fuenlabrada.
Atrás queda una temporada aciaga con cuatro entrenadores y veinte jugadores que no pudieron continuar el sueño burgalés de una afición que seguirá apoyando para ver cuanto antes a su equipo en la élite del baloncesto español.
"Es momento de reflexionar, está claro que tantos cambios no han ayudado", comentó el director deportivo del club, Albano Martínez, al término del partido y uno de sus capitanes, Xavi Rabaseda añadió que los cambios "no han dejado que haya 'feeling' en pista, ni con los compañeros ni con el entrenador: el vestuario no ha sido una piña".
Ese sueño se despidió con el presidente, Félix Sancho de rodillas en el centro del Coliseum, pidiendo perdón y obligando a los jugadores a hacerlo también entre aplausos de una afición que ya piensa en volver a ACB.