Una escuela sin pupitres: la campaña que triunfa en un pueblo de Burgos donde se enseña a vivir como antaño

En Quecedo, una pequeña pedanía del Valle de Valdivielso con apenas 22 habitantes, un grupo de jóvenes está trabajando para revivir las tradiciones rurales con un proyecto innovador: la creación de una escuela de tradiciones. La iniciativa, impulsada por el Colectivo Memoria Viva de nuestros pueblos, busca preservar y transmitir conocimientos ancestrales sobre la vida en el campo.

Fernando Pulido, miembro del colectivo, explica que la idea nació hace siete años, cuando varios jóvenes decidieron asentarse en la zona con el objetivo de recuperar la forma de vida tradicional. "Para nosotros era muy claro que si los pueblos no se mantienen vivos con la forma de vida que los ha sostenido, acabarán desapareciendo", afirma.

El proyecto ha dado un paso clave con la compra de una finca donde se ubica una antigua casa solariega del siglo XVI, en ruinas. La intención es restaurarla y convertirla en un centro de aprendizaje y encuentro, donde los asistentes puedan adquirir conocimientos sobre agricultura, gestión forestal y oficios tradicionales.

Un proyecto para toda la provincia

Aunque físicamente se ubicará en Quecedo, la escuela está concebida como un espacio de referencia para toda la provincia de Burgos. "Queremos tejer vínculos entre lo rural y lo urbano, atraer a personas de la ciudad que quieran aprender y a nivel nacional, a quienes busquen asentarse en un entorno rural y no sepan por dónde empezar", explica Pulido. La escuela pretende transmitir conocimientos prácticos que van más allá del folclore y la cultura popular, abordando aspectos esenciales para la vida en el campo, desde la recolección de leña hasta la siembra de cultivos.

Financiación colectiva para la rehabilitación

Para hacer realidad el proyecto, el colectivo ha lanzado una campaña de micromecenazgo con un objetivo inicial de 35.000 euros, aunque el presupuesto óptimo para completar las dos primeras fases de la rehabilitación asciende a 90.000 euros. "Cualquier persona que haya reformado una casa en ruinas sabe que 35.000 euros apenas nos permitirán empezar, pero queremos involucrar a todos en la reconstrucción a través de campos de trabajo y autoconstrucción", detalla Pulido.

La propuesta, sin duda, ha triunfado entre los benefactores, ya que en apenas una semana han conseguido recaudar más de 15.000 euros para llevar a cabo la primera fase del proyecto.

Una oportunidad para el relevo generacional

La iniciativa ha sido recibida con entusiasmo por algunos vecinos. Pulido destaca que este tipo de proyectos son esenciales para revitalizar el medio rural y ofrecer una alternativa a quienes buscan un cambio de vida. "Si alguien está pensando en dar el salto del asfalto al pueblo, lo más importante es tener motivación y encontrar proyectos que faciliten la llegada a un territorio donde ya haya una comunidad con la que vincularse", concluye.

El futuro de Quecedo y de muchos otros pueblos pequeños podría depender de iniciativas como esta, que combinan la recuperación de tradiciones con una visión de futuro para el mundo rural.