Ángel Martínez Zapateros: "Mi padre se hizo cargo del negocio con 15 años y yo empecé en la tienda como castigo"
En la actualidad cuenta con dos tiendas en León, Ángel Martínez, en Burgo Nuevo, y Tengo, en Ordoño II

Ángel Martínez Zapateros
León - Publicado el - Actualizado
6 min lectura
Todo comenzó con La Revoltosa, la tienda de zapatos que abrió en 1930 en la capital leonesa. Emilio Prieto Malagón era el titular del establecimiento y su sobrino, el jovencísimo Ángel Martínez, se pasaba de vez en cuando para ayudar. Sin embargo, en los años convulsos de la posguerra, "bien por temas políticos o bien por lo que fuese, siempre había alguien en el punto de mira, y con la excusa de un atraco, un buen día un maquis que se llamaba Ramos, entró en la tienda, y le descerrajó dos tiros al tío". Corría en año 1945 ó 46. Ángel, que en aquel entonces tenía 15 años de edad "salió corriendo hasta Arco de Ánimas, hasta la Casa de Socorro porque estaba ensangrentado pensando que le habían dado a él. Y ya cuando se dio cuenta de que no le pasaba nada, volvió y se encontró yaciendo muerto a su tío. A partir de ahí, pues su viuda, la hermana de mi abuela, la tía Catalina, pues le endosó la tienda a un niño de 15 años" rememora Ángel Martínez hijo. Privada del derecho de asumir la gerencia de la tienda, Catalina ostentó la titularidad unos años antes de cedérsela a su sobrino. "En mis 15 años estábamos sólo pensando en darle patadas a un balón y pienso yo... Me cae a mí esto a los 15 años y apaga y vámonos" afirma divertido.
Gracias a la gestión de Ángel Martínez el negocio prosperó y llegaron a tener al tiempo abiertas seis tiendas en León. "Ahora tenemos dos, porque los tiempos casi te obligan a eso, porque a veces casi menos es más para poder rentabilizar los negocios, no como antes que todo se vendía y bueno, no había muchos canales de compra como hay ahora".
Incluso jubilado, Ángel Martínez se mantuvo activo y estuvo "trabajando en la sombra", "porque para él era pasión. Yo siempre dije que tenía una amante que eran las tiendas y no podía vivir sin ellas. Para él hasta era un sacrificio ya irse de vacaciones los 15 días estipulados que teníamos al año. Y lo hacía porque mi madre, como la pobre era de Cantabria, pues bueno. Había que ir a Santander. Pero para él era un sacrificio porque su vida eran las tiendas, los amigos, la partida, la familia, pero en ese orden, ¿eh?".
Tercera generación
Con el fallecimiento de Ángel Martínez en el verano de 2023, y el traspaso de la titularidad del negocio a su hijo el año pasado, tras ponerse de acuerdo con sus hermanas, Ángel Martínez representa a la tercera generación que se hace cargo de las tiendas, en la actualidad dos: Ángel Martínez, en Burgo Nuevo 1, y Calzados Tengo, en Ordoño II 16, ambas en la capital leonesa. "La tienda de la calle Burgo Nuevo es mi ojito derecho. La abrimos en marzo del 89, un 20 de marzo fue. Ahí es donde tengo yo, como digo, la central de operaciones", aunque Calzados Tengo "a nivel de situación, de facturación y de lo que le rodea" es mucho mejor negocio.
Ángel afirma que lo que diferencia sus tiendas de la competencia es "la oferta que tenemos está muy cuidada, es grande y luego procuramos tener las primeras marcas del mercado en nuestros negocios. Sin embargo, nosotros hacemos viajes dos veces al año, como mínimo a Italia para las diferentes ferias y demás. Alguna vez también hemos estado en Alemania, en Düsseldorf, o incluso en ferias como la de La Pitti en Florencia, que aunque es un sector de ropa, cada vez está más acompañado de los zapatos. Y entonces, bueno, de esas fuentes bebes, tienes la información y buscas tener un producto que otros no tengan o no puedan tener".
Respecto a la clientela, Ángel declara que tiene compradores fieles que "también es la tercera generación de clientes en casa. Fíjate. Algo que es muy difícil hoy porque esa fidelidad a un comercio que antes era tan usual, hoy es muy difícil. Pero bueno, yo creo que el trabajo también de los diferentes equipos que tenemos en las tiendas y el trato personal, hace que esa gente siga viniendo. Que venían los abuelos, luego los padres, ahora son ellos. O ellos en la tienda de niños, cuando teníamos las Revoltosa Infantil hace muchos años, pues se calzaban para ir al cole y ahora son ellos los que traen a sus hijos para también calzarles y demás. Yo sí, podemos presumir de que tengo gente muy fiel y de que, bueno, la verdad es que es una satisfacción verles todas las temporadas, saludarles y, bueno, intentar aconsejarles el producto que ellos andan buscando".
castigo
Ángel recuerda que su primera incursión en las tiendas fue como una especie de castigo. "No estudiabas a trabajar. ¿Quién me iba a decir a mí que el veneno de los zapatos me iba a picar de esta manera? Que, bueno, soy un absoluto y total enamorado de mi negocio", Ahora recuerda con cierta nostalgia que él trabajaba "en la tienda fines de semana y vacaciones y mientras los demás estaban disfrutando, yo estaba en las tiendas con 12 años. Y con 12 años haciendo las labores de los chiquillos de almacén, de tal, no sé qué, limpieza de tienda, ir de una tienda a otra a llevar producto, abrir aquellos interminables envíos de paquetes que entraban todos los lunes, un camión que vaciaban allí. Aquello era la barbaridad. Y abrirlo, distribuirlo, tal, no sé qué, daban las palizas increíbles".
Ángel asegura que le "gustaría asomarme por un agujero, poder hacerlo de vez en cuando y vivir esos momentos de nuevo. Porque de aquellos momentos nos falta ya mucha gente que ya no está con nosotros. Y entre ellos, Pepe el contable y mi padre, algún encargado que tuvimos también, algún empleado. Hay todavía de aquella época gente que, gracias a Dios, disfruta de la jubilación, con sus ochenta y tantos años y tal. Pero que sí, aquella plantilla que para mí era mítica porque... Era una familia, sí, sí, sí. Y tanto ellos como mi padre trataban todo el tema del negocio de una manera muy familiar. Y si alguien necesitaba algo o lo que fuese, ahí estaba el primero. Él siempre incidió en que lo primero era la tienda. La limpieza de la tienda, tu presencia, la de los trabajadores, los escaparates. Yo estuve muchos años poniendo los escaparates de las tiendas de mi padre, y de hecho, bueno, pues todavía alguna vez me animo, subo a los escaparates y los pongo. Es una manera de recordar esos primeros momentos y de darle también un toque personal a las tiendas".