¿Cómo era la escuela rural de los años 50 en un pueblo de Salamanca?
Echamos la vista atrás con Ángel Rodríguez, un vecino que emigró a San Sebastián. "No quedan ni ancianos"
Salamanca - Publicado el
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No me cuesta nada admitirlo, yo soy de la generación de la EGB. Estudié en un colegio privado, que ahora se llama concertado, gracias al sudor de la frente de mis padres. Mi padre trabajaba horas extras y días de guardar y mi madre dedicada a sus labores primero y cuando los niños ya fueron mayorcitos ( mi hermano y yo) volvió al mercado laboral.
A lo que le ofreció el mercado laboral porque mi madre y su hermano Ángel fueron de esas generaciones que nacieron y crecieron en un pueblo, que acudieron a la escuela día sí y otros días no y que rápidamente tuvieron que ponerse a trabajar, a “servir” como dice mi madre, y claro; estudiar lo justo.
Me encantan las notas que mi madre me dejaba de vez en cuando cuando venía a visitarme a la ciudad en la que empecé en esto del periodismo y se marchaba. Notas llenas de faltas de ortografía pero llenas de cariño. Como ella, muchas generaciones en las que estudiar, era un derecho sí, pero sobre todo un lujo porque había que ayudar en casa. Hoy el protagonista de la historia es mi tío Ángel que emigró de su pueblo natal a San Sebastián a buscar trabajo. Allí ha realizado su proyecto de vida pero, tras la jubilación, ha vuelto al pueblo.
La escuela rural de los años 50: “Había que ayudar en casa”
Viajamos en el tiempo. Nos plantamos en los años 50 del siglo XX con Ángel Rodríguez, ahora tiene 82 años y todavía tiene muy vivo el recuerdo de las Escuelas de El Maíllo, un pueblo situado en la Sierra de Francia de Salamanca.
Empezó a ir a la escuela a los cinco años. En aquella época los pueblos y El Maíllo estaban llenos de gente y de vida. Cuenta a COPE Salamanca que en aquella época había más de 60 niños y niñas en cuatro escuelas.
Había bullicio, risas pero también se estudiaba sobre todo Matemáticas, Gramática e Historia de España. Recuerda que había unos libros en un armario, cuatro o cinco pequeños, que compartía toda la clase. “El maestro explicaba cada asignatura y de vez en cuando sacaba a uno al encerado a demostrar lo que sabíamos o no sabíamos” nos dice.
Prácticamente en la clase coincidían los niños de edades parecidas. “Los de cinco años a 9 o 10 estábamos en una clase y de ahí hasta 14 años en otra. Las niñas también. Íbamos por separado. Se estudiaba hasta los 14 años normalmente. Algunos tenían que dejar los estudios antes por necesidad de las familias, había que ayudar en casa, recuerda.
Se siente un afortunado, él pudo estudiar hasta los 14 años. Y pudo sacarse el Graduado. Reconoce que eran muy pocos los que consiguieron ese graduado y era imposible seguir estudiando por las necesidades de la vida que había en aquella época.
Nostalgia: “No hay ni ancianos”
Cada vez que pasa por las Escuelas de El Maíllo siente mucha pena y tristeza. Están abiertas dos de las cuatro escuelas. Es uno de los pueblos de la Sierra de Francia privilegiados. Hay alrededor de cinco o seis niños que tras Primaria tendrán que cambiar de pueblo para seguir con Secundaria. Y luego, ya se verá.
"Qué pena, un pueblo que se haya venido abajo. No hay gente, ni de niños, ni de media edad, ni ancianos. No hay servicios. No hay comunicaciones, asistencia médica, enseñanza la justa y esto hace que los pueblos vayan a menos", lamenta Ángel.
RECUPERAR LOS SERVICIOS ESENCIALES PARA RECUPERAR LA ESCUELA RURAL
Una de las preguntas del millón que se hacen muchos y en especial el sindicato educativo ANPE en Salamanca es ¿Cómo se pueden llenar las clases de las escuelas rurales de nuevo o reabrirlas? Es complicado porque el trabajo deberá realizarse desde diferentes instituciones.
Guillermo Bueno, presidente de ANPE Salamanca, nos dice que para ello será necesario recuperar, en muchos, casos los servicios esenciales para fijar población. Otro pilar que puede ser positivo bien usado es la inteligencia artificial.
Con las nuevas tecnologías se pueden llevar enseñanzas a las escuelas rurales. Pone como ejemplo el aprendizaje de idiomas. “No es rentable una escuela de idiomas en cada escuela rural, pero las nuevas tecnologías pueden ayudar”. Esto, considera Guillermo, bien utilizado, puede ser una ventaja para la educación en zonas más alejadas de las capitales.