Tharaa, estudiante siria en Valladolid: "Quiero trabajar con refugiados para ayudar"
Se encuentran "muchas piedras en el camino" y de media tardan tres años en obtener un permiso para poder trabajar
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Tharaa es una joven siria que huyó de su país con lo puesto en busca de la la estabilidad perdida. Tenía 12 ó 13 años, no recuerda con exactitud la edad. A ella y a su familia apenas les dio tiempo a coger algo de ropa, subirse al coche y poner rumbo a Jordania. Era el año 2013 y en Siria llevaban, prácticamente, dos años en una guerra civil tras el estallido de la conocida como Primavera Árabe. Tharaa era solo una niña, pero no se la olvida cómo es vivir en pleno conflicto armado. “El primer mes en Jordania lo pasé llorando, no quiero estar aquí no es mi país”, recuerda con tristeza. Tiene un recuerdo de "bombas y disparos".
Tharaa ha conseguido labrarse un futuro en España. De hecho, estudia Educación Social en la Universidad de Valladolid. Tiene muy claro que, si puede, devolverá a las entidades sociales lo que a ella la dieron de pequeña. Pero su llegada a España no fue mucho más fácil porque a las barreras habituales, como son el idioma o la cultura, tuvo que sumar una enfermedad, por entonces, muy desconocida: el COVID-19..
¿Cómo llegaron hasta aquí? A través de Unicef y tras superar con éxito una serie de entrevistas en la Embajada de España en Jordania. Tharaa era consciente de que aquí le esperaban muchas más oportunidades que en Oriente Medio.
En Castilla y León se atiende a más de 4.000 refugiados, la mayor parte de ellos, son ucranianos -concretamente 4.100 han solicitado el Estatuto de Refugiado Temporal- pero también, llegan desde Siria, Afganistán o Venezuela. Solo en 2023, a través de Cruz Roja y de Accem, se ha prestado servicio a casi 2.200 personas, también la mayoría, procedentes de Ucrania. ¿cómo se les ayuda a integrarse en el país de acogida? En este caso, en nuestra Comunidad, se les facilitan herramientas. No solo recursos económicos, también a través de la formación para que a través de la educación, del lenguaje o del empleo, puedan volver a rearmarse.
Tres años para obtener un permiso laboral
La Fundación Red Íncola constata que en Castilla y León se multiplicaron por 2,5 las personas migrantes atendidas el año pasado . Se superan las 2.200 personas. La Fundación facilita en 2022 en las provincias de Burgos, Palencia, Segovia y Valladolid 372 inserciones laborales, además de orientar a 632 menores y formar a 2.162 adultos. Eduardo Menchaca, coordinador de la Red Íncola explica en COPE que estas personas se encuentran con “muchas piedras en el camino” que dificultad su integración social y laboral. Desde encontrar una vivienda hasta obtener un permiso laboral, en este último caso, pueden transcurrir hasta tres años.
Es el caso de la venezolana Mirly López. Emigró a Colombia con diez años y tras la pandemia aterrizó en Valladolid huyendo de la inseguridad de su país. “Me siento muy acogida aquí y en España está todo muy organizado”, comenta. Dice sentirse sobre todo feliz por poder andar tranquila, aunque admite que sigue con el recuerdo de sentir miedo cuando alguien camina detrás de ella. El camino no ha sido sencillo. Hoy tiene homologado el título de Bachillerato. “Llevo dos años y por fin tengo mi DNI”. Ahora se plantea buscar un trabajo.
Salud mental de los refugiados
El Hospital Benito Menni de Valladolid es uno de los cinco centros en España que acoge a refugiados con problemas de salud mental. Tiene diez plazas disponibles y seis ocupadas. Rebeca López, responsable de Salud Mental en el centro nos cuenta en Herrera en COPE que se ofrece un tratamiento “muy integral”: farmacológico, psicoterapéutico, socio laboral, acompañamiento al entorno social, atención sanitaria y psicosocial.
La puerta de entrada son las organizaciones, pero sobre todo la voluntad de ingresar. Se realiza una evaluación del área de psiquiatría y un trabajo social. “Depende de un buen diagnóstico, ya venían con un tratamiento y debido al proceso de traslado se ha abandonado”, comenta.