SANIDAD
El objeto que utilizas en tu día a día que puede provocarte una infección: Más bacterias que el váter
Aunque pueda parecer una alternativa sostenible, acumula 40.000 veces más bacterias que la taza del váter
Barcelona - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
No todo el mundo tiene que beber dos litros de agua al día --es un mito muy extendido--, pero los nutricionistas sí que recomiendan que cogemos el hábito de beber y que tengamos siempre a mano una botella llena.
te puede interesar
Por eso, los últimos años muchas personas se han acostumbrado a usar cantimploras al trabajo, a casa o mientras hacen deporte.
También son una buena alternativa sostenible a las botellas de plástico, que no solo contaminan mares y ecosistemas del planeta, sino que contienen miles de microplásticos.
Pero las botellas reutilizables esconden algunos riesgos: si no las lavamos, pueden acumular bacterias y, incluso, hongos, que acabamos ingiriendo.
Y todavía se lo ponemos más fácil si dejamos agua estancada durante horas o días y a temperatura ambiente.
¿Qué puede haber dentro de la cantimplora?
Diferentes microorganismos pueden entrar y crecer dentro del recipiente. En concreto, bacterias como la E. coli (escherichia cuele), la staphylococcus aureus o algún tipo de enterobacteria, entre otros.
Pueden acceder por varias vías: a través de la misma agua --donde viven de manera natural-- o, con más probabilidad, desde nuestro propio cuerpo. En las manos, la boca y las fosas nasales tenemos centenares.
Así, al tocar el tapón de la botella o desenroscarlo, propagamos las partículas que se quedan a los dedos después de tocar el teclado, el lavabo, comida o monedas, por ejemplo.
"Cuando bebemos a morro, pueden entrar saliva y restos de alimentos a la botella, que entonces servirán de medio de cultivo de las bacterias", explica María Carmen Vidal, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universitad de Barcelona.
Varios estudios han indagado en el tema. Según la empresa de filtración de agua WaterFilterGuru, las cantimploras acumulan 40.000 veces más bacterias que la taza del váter y el doble que la pica de la cocina.
Un equipo de investigadores de los Estados Unidos también ha analizado la contaminación de 90 botellas reutilizables: 63 tenían un nivel de microbios superior al recomendado.
Y corroboró que si ponemos otras bebidas --como té, café, zumos o batidos--, la cosa empeora: el azúcar es un nido ideal de bacterias.
En algunos casos, también pueden crecer hongos, que afortunadamente se ven a simple vista y hacen saltar las alarmas.
¿Qué riesgos hay?
A pesar de que muchos de las bacterias mencionadas ya forman parte de la microflora humana, una acumulación excesiva puede ser problemática.
La E. coli, por ejemplo, puede provocar infecciones de orina o la conocida como "diarrea del viajero". Otros nos pueden causar vómitos o infecciones cutáneas.
Pero la mayoría de personas tenemos mecanismos de defensa fuertes para contrarrestar estos microorganismos y evitar intoxicaciones.
"Sobre todo tienen que tener una cura especial las personas grandes, las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas", señala Vidal, que también preside el comité científico asesor de la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria.
¿Cuándo lo tenemos que limpiar?
"Lo más ideal es lavarla cada día", responde la experta, que hace una comparación pertinente: "¿Pensamos en la cantimplora como si fuera un vaso: lo usaríamos durante días o semanas sin lavarlo?".
"Lo tenemos que tratar como una pieza más de la vajilla", indica, "a pesar de que si pasan dos días no nos pondremos enfermos".
¿Cómo lo tenemos que limpiar?
Con el jabón de platos tendría que haber suficientes para la limpieza diaria. Si el artículo puede ir al lavavajillas --lo tiene que decir a la etiqueta--, también es una buena opción, porque el agua a alta temperatura y a mucha presión mata los microorganismos que pueda haber.
Lo más importante es llegar a todos los rincones del recipiente, sea con una esponja o con un cepillo, apunta Vidal, catedrática de Bromatología, la ciencia que estudia los alimentos.
El motivo es que las bacterias "se enganchan y se esconden" con más facilidad a las ranuras del tapón, la goma, la rosca o la boca de la botella.
El material de la botella, en cambio, no parece que influya en la acumulación de bacterias. Sea de aluminio, vidrio o plástico, nos tenemos que asegurar que queda limpio.
Eso sí, Vidal matiza que el material tiene que ser obligatoriamente de uso alimentario, que es el que garantiza por ley que no desprenda partículas del metal, plástico o pintura con que está fabricado.
El último recurso: desinfectarla
Si hace tiempo que no limpiamos la botella, la experta sugiere desinfectarla. Se puede hacer tanto con vinagre blanco como con limón, dejándolo actuar durante varias horas. El ácido acabará con los microorganismos.
Llenarlo de agua con unas gotas de lejía o bicarbonato es otra posibilidad, siempre que lo enjuagamos a fondo después de dejarlo actuar.
Con todo, Vidal apela al sentido común: "Tenemos que tener cura de las botellas reutilizables del mismo modo que de los otros enseres".