Cómo afecta a nuestra salud la forma de dormir: la importancia del sueño
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han demostrado que dormir poco o en exceso durante la noche, así como tomar siestas prolongadas, se relaciona con un mayor riesgo de muerte en personas mayores
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El próximo sábado 26 de octubre, durante la noche del sábado al domingo, se hará el cambio de hora y se deberá atrasar la manecilla del reloj. Es decir, cuando marquen las 3 de la madrugada, en realidad serán las 2, lo que nos permitirá dormir una hora más.
Aprovechando el cambio de hora de este fin de semana, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han demostrado que dormir poco o en exceso por la noche, así como tomar siestas prolongadas de más de una hora, se asocia con un mayor riesgo de mortalidad en personas mayores, pero sólo en aquellos que no tienen suficiente actividad física. Por ello, el estudio que se ha realizado durante 9 años a más de 5.600 personas de más de 65 años, ha revelado la importancia de un estilo de vida activo para un envejecimiento saludable.
¿cuántas horas debemos dormir?
El trabajo, titulado 'Asociaciones entre el sueño nocturno, las siestas diurnas y la actividad física con la mortalidad por todas las causas en adultos mayores', e identificaron que tanto dormir poco (menos de siete horas) como dormir en exceso (más de ocho horas) durante la noche se asocian con un mayor riesgo de mortalidad.
Miguel Ángelo Duarte, uno de los investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que: "El riesgo de mortalidad podría ser 20% mayor para personas con duraciones de sueños cortas y 30% mayor para personas con duraciones de sueño largas, en comparación con aquellos que cumplen con el tiempo recomendado de sueño". Además, Miguel detalla cuántas horas se consideran ideales para dormir por las noches: "Para adultos entre siete y nueve horas, y para mayores de 65 años se recomienda entre siete y ocho horas por noche. Dormir más de eso estaría relacionado con posibles enfermedades y mortalidad".
¿Y qué pasa con las siestas?
Además, se detectó “un efecto similar” en quienes tomaban siestas prolongadas, es decir, de más de 60 minutos. Sin embargo, estas relaciones solo se observaron en personas que no cumplían con las recomendaciones de actividad física. "Hemos identificado que cumplir con las recomendaciones de actividad física, es decir, hacer ejercicio durante 150 minutos de forma pasiva y fuerte a la semana, puede llegar a disminuir el riesgo de mortalidad en las personas mayores", dice Miguel.
Asimismo, las horas o el tiempo que nos tiramos durmiendo la siesta también influye en tener a largo plazo diferentes enfermedades o un mayor riesgo de muerte. "La actividad física acabó por eliminar el riesgo por eliminar el riesgo de mortalidad asociados a siestas de 60 o más minutos", comenta el investigador de la UAM. Miguel Ángelo concluye mandando un mensaje de recomendación para las personas mayores de 65 años: "Hay que echarse siestas cortas de entre 20 y 25 minutos al día, y hay que mantenerse activos para evitar que aparezcan enfermedades cardiovasculares".