VALENCIA BASKET

El Valencia Basket le hace al Madrid el pasillo hacia la final de Copa (95 a 76)

Los taronja, que llegaron a perder por 27 puntos, certifican sus problemas en ataque y su falta de consistencia. Duro golpe a la imagen del proyecto

El Valencia Basket le hace al Real Madrid el pasillo hacia la final de Copa (95 a 76)

Fermín Rodríguez

Valencia - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El Valencia Basket cumplió ante el Dreamland Gran Canaria y sació su espíritu competitivo en aquella prórroga en la que vimos los únicos minutos sólidos de los taronja en Málaga. Ante el Real Madrid, que había ganado los tres anteriores duelos del curso, hay que, primero, creer, y después ser bloque, saber sufrir. Lo que más le cuesta generar a Álex Mumbrú con esta plantilla, tendente a tratar de solventar las dificultades cada uno por su cuenta. Mala fórmula para competir. Así, con un sonrojante tercer cuarto, los valencianos le pusieron el billete a la final muy barato al campeón de Europa y líder de la ACB.

Empezó Mumbrú con Jovic, el rescatador en cuartos de final, y Chris Jones a los mandos. Con Brandon Davies, después de sus casi 30 minutos volviendo de lesión, Josep Puerto y Damien Inglis. De inicio, Davies quiso sacar a Tavares de la pintura, con un triple. Al caboverdiano hay que hacerle la vida incómoda. Y el pivot norteamericano le metió su segundo triple poco antes de cargarse con una peligrosísima segunda falta en un dos más uno sobre Deck (6 a 6, minuto 3).

En querer apurar la inspiración, Davies se jugó dos tiros más, se aceleró el juego y contagió al equipo, algo que los blancos aprovecharon para sacar provecho (10 a 6, minuto 5). Ir a intercambio de canastas con los de Chus Mateo es cómo jugar a la ruleta, casi siempre gana la banca, el Madrid. Y Valencia Basket seguía sin trabajar sus tiros, algo habitual, con Chris Jones confundido y confundiendo (15 a 6, minuto 6). Los blancos estaban cómodos así. Errores y malos tiros y a correr. Musa, que no venía muy inspirado, feliz (7 puntos). Campazzo cerró un parcial de 14 a 0 que provocó un tardío tiempo de Mumbrú (17 a 6, minuto 8). Aún lo incrementó Yabusele (19 a 6) para exprimir el horroroso 2 de 14 en tiros de campo hasta que Semi Ojeleye ha roto cinco minutos y tres segundos de sequía.

El tapón de Justin Anderson a Musa, una de las acciones más espectaculares del partido

El tapón de Justin Anderson a Musa, una de las acciones más espectaculares del partido

Mumbrú metió a Pradilla y a Anderson para endurecer la defensa y ello mejoró algo el pulso del equipo, pero el Madrid estaba lejos y cómodo. Los puntos de Jones y un mate de Ojeleye cerraron el cuarto 23 a 17, daños menores para lo visto en el parquet.

El segundo acto fue otro ejercicio de no soltarse del partido con un ataque horroroso, pero con gente con ganas de defender como Anderson, Pradilla o López-Arostegui. Pradilla le pueso un gorro tremendo a Llull en una penetración, antes Anderson también le apagó las luces al elegante Musa. Así, con defensa, los valencianos hicieron a Mateo parar el partido con un 30 a 25 bajo y tiros libres de Ojeleye que dejó en tres la distancia, minuto 5.

Aquí Llull frotó su lámpara y se sacó dos triples de los suyos, con nieve, y un contrataque después de un mal balance, para devolver colchón a los blancos (38 a 29, minuto 17). Otra vez defensa, hasta nueve pérdidas provocadas en la primera mitad, y un mejor movimiento de balón acercaron a los valencianos a un 42 a 39 en el último minuto. Y aquí una de esas acciones que cambian el curso de un partido. López-Arostegui (8 puntos) corriendo sólo para machacar, mide mal, falla el mate, Musa anota un dos más uno (45 a 39), otro mal ataque y triple de Hezonja para abrochar el cuarto 48 a 39. Menos nueve. Con un ataque malo (14 de 41 en tiros de campo). A tirones. Y siempre por detrás.

De vestuarios Mumbrú salió sin Jones de titular. Jovic y Harper para acompañar el músculo de Davies, Inglis y Ojeleye. Campazzo castigó la defensa del escolta norteamericano con una penetración y la falta. Para empezar. Después volvió la guerra individualista en ataque, con poco movimiento de balón, malos tiros que tan feliz hizo a los blancos. A correr, a volar y a irse en el marcador, con un premio extra, la cuarta de Davies. 59 a 44, minuto 23. Más complicaciones, más decisiones individuales taronja, menos piedad del Madrid. 66 a 44, minuto 25. Sonrojo.

Mumbrú plantó su zona, para intentar frenar la sangría, aunque le hemorragia estaba en un ataque individualista que acababa repercutiendo atrás. Lo peor es que el tercer cuarto no pasaba, no acababa 77 a 50, menos 27. Una tortura. 80 a 55, minuto 30. Por fin.

El último acto fue de maquillaje, con Justin Anderson tirando de orgullo ante un Real Madrid relajado pensando ya en la final del domingo. Campazzo se dedicó a gestionar el balón, a tener a sus compañeros contentos y a dejar pasar el tiempo. No habrá sexta final de copa, habrá que esperar. Ahora llegan las ventanas FIBA, parón por selecciones, y tiempo para recapacitar, recuperar fuerzas y tratar de mejorar ese ataque poco colectivo que tanto lastra. Todos deben mirarse el ombligo. Sin excusas. Todos. Desde los despachos hasta la pista. Y ser valientes en el análisis y las decisiones.

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