DANA VALENCIA
Así viven 25 familias tras perderlo todo en la DANA en la residencia de las Hijas de la Caridad valencianas: “Nueva familia”
Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl han abierto las puertas de su residencia en la calle Milagrosa de Valencia para acoger a quienes lo han perdido todo.
Valencia - Publicado el
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Un techo, comida y mucho más, es lo que estas monjas valencianas están ofreciendo a veintisiete de los afectados por la DANA, veinticinco familias, “queremos que sea un hogar para ellos, pero en realidad, pues no es su hogar, lo suyo sería que pudieran volver, pero mientras estén vamos a hacer todo lo posible para que estén muy bien”, explica Sor Clara.
También Sor Clara explica en Mediodía COPE en Valencia que "están muy agradecidas todo el rato y conforme han ido pasando los días surge la pena, el dolor y estamos intentando también que tengan una asistencia psicológica, social, jurídica, pero con muchas colaboraciones y por supuesto no lo hacemos nosotras todo, estamos tejiendo la red de colaboraciones”.
Por ejemplo, se ha acercado un equipo de psicólogas de Cruz Roja, “es una ola de solidaridad que se ha desatado, porque nadie hace todo, hacemos todo entre todos”.
Estas familias vienen de Catarroja, Alfafar o Massanassa. Una de estas familias es la de Vanesa, su hija y su nieto, quienes tras vivir en primera persona la tragedia en la noche del 29-O han encontrado la paz y la tranquilidad en la residencia de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Esta familia ayer estuvo limpiando, como tantos otros días, el piso donde estaban alquiladas, una planta baja en Catarroja. “Nos sentimos superbendecidas y atendidas, es más que la casa, nos ponen mucha atención, nos preguntan cómo estamos, si no bajamos a comer por alguna razón, suben, para nosotros eso es súper, sobre todo en estos momentos porque no lo pasamos bien y hay ratitos que no tenemos ánimo de nada, pero las hermanas siempre están pendientes, ellas nos dan todas las ayudas y todo”.
VOLVER A RECUPERAR SU VIDA
El objetivo final de esta acogida es que cada persona pueda recuperar su independencia. Vanesa relata los planes que tienen ella y su hija para rehacer sus vidas en Catarroja. Aunque han perdido todo materialmente, mantienen la esperanza de volver a reconstruir su hogar y retomar sus trabajos, “con el apoyo de Dios y de la comunidad que las rodea. Lo más importante es la vida y la salud. Ya luego vendrá lo demás," comenta Vanesa, reflejando un espíritu resiliente.
Sin embargo, las secuelas emocionales son profundas. Vanesa describe cómo las noches aún traen recuerdos difíciles de olvidar, reviviendo en sueños la inundación que lo cambió todo, “sueño con lluvia todas las noches”. Sor Clara y todas las monjas continúan trabajando para brindar la ayuda necesaria en este proceso de recuperación emocional y material.