REPORTAJE

Colas del hambre en Valencia: "Perdí el trabajo por la pandemia, no tengo un duro para alimentar a mi familia"

Casa Caridad aumenta un 15% su servicio de kits de alimentación semanal y alerta de que la pandemia cronificará la pobreza de los más vulnerables

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Siete y media de la mañana, Salva llega con una hora y media de antelación a las puertas de Casa Caridad en el Paseo de la Pechina de Valencia. Desde hace dos meses recurre a la solidaridad de esta ONG para poder llevarse algo a la boca. "Es venir aquí o irme a robar al supermercado", comenta al preguntarle qué le ha llevado hasta allí. Su caso es uno entre los más de 100 usuarios que los martes y miércoles acuden a llenar el carrito de la compra. Todos tienen en común que la pandemia del COVID-19 ha agravado todavía más su situación. Pero esta asociación centenaria no les ha dejado atrás, como cuenta su presidente, Luis Miralles: "A pesar de estar con las puertas cerradas no hemos dejado de atender a todas las personas. Casa Caridad no cierra su asistencia a las personas que lo necesitan". Un total de 120 personas se confinaron en el albergue y los que disponen un techo bajo el que dormir acuden a recoger la comida al estar cerrado el comedor.

Cabeza de familia, sin recursos

"Trabajaba en una empresa y conforme la pandemia del coronavirus se fue extendiendo me despidieron a mi y a varios compañeros. Como no llevaba mucho tiempo cotizado no he tenido acceso a ninguna ayuda. Es la primera vez que he tenido la necesidad de venir aquí. Normalmente si estas trabajando no te hace falta, pero conforme te vas quedando en casa te quedas sin un duro", nos confiesa Dani, cabeza de familia por la discapacidad de su mujer. Perdió el trabajo y ahora agradece que al menos puede alimentar a su bebé y su mujer gracias a las ayudas de Casa Caridad: "No me puedo quejar". Dani es el ejemplo del dramático escenario que deja el coronavirus en el tejido social. En las "colas del hambre" predomina gente joven en edad de trabajar que por la pandemia ha perdido su trabajo y único sustento.

¿Quieres seguir contribuyendo a que todo esto siga siendo posible? Colabora con nosotros y haz que sigamos ayudando a las personas más vulnerables �� �� https://t.co/B5G7rsKiMv pic.twitter.com/f3cHYjRHCQ — Casa Caridad (@CasaCaridadOng) May 26, 2020 Luis Miralles: El número de suscriptores de Casa Caridad y el dinero que aportan está aumentando

La vocación de Casa Caridad no se limita a dar de comer a los necesitados, sino empujar a las personas en riesgo de exclusión hacia adelante. Las circunstancias extraornarias de la pandemia, que ha aumentado en un 15% el número de usuarios que precisan de kits de alimentos semanales, han llevado a la organización a movilizarse al máximo para garantizar estos bienes de primera necesidad. Aunque Cristina Sánchez, coordinadora de Trabajo Social del centro, cree que durante la desescalada habrá que ir más allá: "Entrar en el despacho, ver qué problemas hay detrás y poder asesorarles". Es el próximo paso dentro de una crisis económica que, según Luis Miralles, cronificará la pobreza y durará al menos un año. El presidente de la ONG valenciana lo ha percibido de manera directa en las escuelas infantiles de la entidad: "71 de las 85 familias perdieron el trabajo en las primeras 3 semanas de confinamiento". Algo a lo que han respondido con firmeza y determinación: "Lo que nunca habíamos hecho, ahora lo estamos haciendo. Estamos ayudando económicamente a estas personas durante los 3 o 4 meses que dure esto". Y si todo esto está siendo posible es gracias a la sociedad valenciana que "nunca defrauda". Desde que comenzó la pandemia "5 empresas con valor" se incorporan de media por semana a Casa Caridad a través de donativos y "lo que sea necesario".

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