Dos nuevos sacerdotes en la Archidiócesis de Santiago
El arzobispo de Santiago presidió este domingo en la Catedral de Santiago, la Eucaristía en la que fueron ordenados sacerdotes Ernesto Gómez Juanatey y Mateo Aguado Domínguez
Santiago - Publicado el - Actualizado
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Desde este domingo la archidiócesis de Santiago cuenta con dos nuevos sacerdotes. En un momento de necesidad de vocaciones esta es una gran noticia.
El Arzobispo de Santiago presidió este domingo en la Catedral de Santiago la Eucaristía en la que fueron ordenados sacerdotes Ernesto Gómez Juanatey y Mateo Aguado Domínguez. Es la primera vez que mons. Francisco Prieto administra el sacramento del Orden Sacerdotal como titular de la Sede compostelana
En su homilía, Monseñor Prieto manifestó el profundo e íntimo vínculo que supone ser llamado por Jesús y recibir, por medio de la Iglesia, el don del ministerio sacerdotal: “Nuestra identidad como sacerdotes se acredita en la intimidad con el Maestro: el mismo Jesús, que llama a los que quiere para enviarlos en su nombre, nos llama a compartir su vida, a habitar en su casa, y asistir a su escuela de vida, una verdadera escuela pascual que nos conduce, por la cruz, de la muerte a la vida”.
Mons. Prieto se dirigió a los candidatos: “Los que hoy vais a ser ordenados presbíteros entraréis a formar parte de una familia sacerdotal, forjada por la generosidad de tantos sacerdotes, conscientes de sus debilidades y sostenidos por la misma fidelidad del Señor, en la que únicamente es posible la nuestra”.
Una vez acabada la homilía, los ya sacerdotes manifestaron su deseo de ser ordenados y la voluntad de vivir su ministerio con humildad y el alma limpia para proclamar la fe según el Evangelio y la Tradición de la Iglesia. A continuación, los dos prometieron celibato, oración y obediencia.
Se trató de una ceremonia de esperanza en un momento de falta de vocaciones.
EN COPE hemos conocido un poco más a Mateo Aguado, uno de los protagonistas. Recordaba que en su caso fue la pregunta de otro sacerdote la que le hizo plantearse por dónde iniciar su camino: “De un sacerdote al que quiero mucho, que me preguntó en su momento, oye, ¿por qué no sacerdote? A mí fue algo que me cuestionó enormemente. Acabé el bachiller y a los 18 entré (en el seminario)”. Recordaba cómo en ese momento de muchos “pájaros en la cabeza”, sus amigos estaban intranquilos y nerviosos por las notas, para poder acceder a la carrera soñada y él vivió esos días con mucha tranquilidad.
Mateo, además, es muy jovencito, tiene 25 años. Nos contó que le encantaría quedarse al frente de alguna parroquia cerca de Santiago, donde tiene a buena parte de su familia, a quien agradecía su apoyo.