Monseñor Prieto, arzobispo de Santiago: "con todos quero camiñar, como irmán na fe e como voso pastor"
800 personas arroparon a Francisco José Prieto en el inicio de su ministerio episcopal como arzobispo. Monseñor Barrio alabó su "bondad, inteligencia y sencillez"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Catedral de Santiago acogió este sábado la ceremonia solemne con la que arranca el Ministerio Episcopal de Monseñor Francisco José Prieto como arzobispo.
Cerca de treinta obispos procedentes de diversas diócesis de España y también alguno del norte de Portugal, junto al nuncio apostólico, monseñor Bernardito Azúa, acompañaron a Prieto en el relevo de monseñor Julián Barrio como cabeza de la Iglesia de Santiago de Compostela.
Antes de la lectura de las letras apostólicas que designaban a Prieto, intervención del ya arzobispo emérito, Julián Barrio, que señaló que "en la Iglesia, nada empieza con uno y nada termina con uno". Aseguró que cuando Prieto llegó a Santiago "venía ya equipado de la gracia y la autoridad" y alabó su "bondad, inteligencia y sencillez".
Antes de entregarle el báculo que simboliza el ministerio episcopal, el nuncio papal citaba las cualidades por las que ha sido elegido Prieto "y que ya conocéis: de gran corazón, lleno de la luz y la confortadora alegría de evangelizar, cercano, imagen de buen pastor que da la vida por su grey".
Aúza también tuvo palabras de cariño para el arzobispo emérito, a quien agradeció su "entrega, gobierno de sabiduría y celo pastoral durante treinta años".
Monseñor Prieto ocupó la cátedra y recibió el báculo, momento en el que se formalizó el relevo al frente de la Archidiócesis. Una representación de toda la comunidad eclesial, primero los prelados concelebrantes pero después sacerdotes, religiosas y laicos subió entonces al presbiterio para saludar y felicitar al nuevo arzobispo.
PRIMERA HOMILÍA DEL NUEVO PASTOR "DE TODOS"
Monseñor Prieto, ya como arzobispo, presidió la celebración eucarística en adelante y arrancó su primera homilía con cun saludo especial a todos los que lo precedieron, subrayando el "afecto paterno y la cercanía de hermano" que le brindó monseñor Julián Barrio.
También destacó que “seguir al Señor no consiste en sacrificios y renuncias. Es, ante todo, un encuentro transformador con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva que suscita nuevas relaciones con Dios y con los hombres, y así somos llamados a vivir gozosamente como hijos y hermanos”.
Citó a los sacerdotes, los miembros de la vida consagrada, los laicos ... en los que durante sus dos años como obispo auxiliar pudo apreciar ya "el rostro mismo de Cristo" e invitó a trabajar en la tarea común de construir juntos espacios de convivencia y humanidad: “os hombres y mujeres de este tiempo, especialmente los que más sufren los golpes de esta crisis y de las guerras que áun nos acechan, merecen todo nuestro esfuerzo y empeño. Comparto con vosotros el deseo de trabajar juntos, desde el respeto y el diálogo, en favor de bien común”.
Prieto combinó en su intervención, igual que suele hacer monseñor Barrio, castellano y gallego y citando a San Agustín añadió: “Eu custódiovos polo oficio de goberno, pero quero ser custodiado con vós. Son pastor para vós, pero son ovella con vós baixo aquel Pastor"
Remataba la homilía pidiendo ayuda para ser obispo de todos y con todos: “Con todos quero camiñar, como irmán na fe, como o voso pastor. E bispo para todos, nunha Igrexa, esta que peregrina en Santiago de Compostela, que ten que ser fogar onde todos cabemos e na que todos nos alegremos e deamos grazas por vivir a unidade na diversidade".
Dos abrazos fueron especialmente emotivos durante la celebración: el de monseñor Barrio y Monseñor Prieto una vez formalizado el relevo y el que dio el nuevo arzobispo a la imagen de Santiago que preside el altar mayor. La asamblea acompañó esos dos momentos con un caluroso aplauso.