Lucía Iglesias: el ascenso de una soprano de Lugo al escenario internacional de la ópera
Desde su primer contacto con la música en el Conservatorio de A Coruña a los ocho años hasta su actual trabajo en el renombrado Teatro Real de Madrid, su carrera se ha caracterizado por una incansable dedicación al arte lírico

Lucía Iglesias, la soprano de Lugo que triunfa en el Teatro Real
Lugo - Publicado el - Actualizado
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Lucía Iglesias, joven soprano originaria de Lugo, se ha consolidado como una de las promesas más brillantes de la ópera.
Desde su primer contacto con la música en el Conservatorio de A Coruña a los ocho años, hasta su actual trabajo en el renombrado Teatro Real de Madrid, su carrera se ha caracterizado por una incansable dedicación al arte lírico. Su talento ha sido reconocido en múltiples escenarios internacionales, y pronto emprenderá nuevos retos en Italia, donde continuará su formación y se reencontrará con los escenarios que forjaron su carrera.
Formación Inquebrantable desde A Coruña
Lucía Iglesias nació en Lugo en 2000, pero fue en A Coruña donde comenzó a forjar su pasión por la ópera. Con tan solo ocho años, se subió al escenario del Festival Mozart de A Coruña, interpretando un papel infantil en la ópera Werther de Jules Massenet. Este primer contacto con la ópera fue el inicio de una carrera que, a pesar de su juventud, ya está dejando una huella en el mundo lírico.
A lo largo de su formación, Lucía combinó sus estudios de piano y canto en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña, un centro reconocido por su alta exigencia y prestigio. En esos años, no solo perfeccionó su técnica vocal, sino que también se sumergió en las artes teatrales, lo que le permitió desarrollar una gran versatilidad sobre el escenario.
Debut Profesional y Consagración

Lucía Iglesias
A los 19 años, Lucía Iglesias realizó su debut profesional en la ópera La Cenerentola de Rossini, presentada por la Fundació Òpera a Catalunya. Este hito marcó el inicio de su carrera internacional, y desde entonces, ha interpretado papeles destacados en importantes teatros de España e Italia. Entre los roles que ha interpretado se incluyen a Susanna en Le Nozze di Figaro de Mozart, Musetta en La Bohème de Puccini, Adina en L'Elisir d'Amore de Donizetti y Clorinda en La Cenerentola de Rossini.
El talento de Lucía no ha pasado desapercibido para los grandes maestros de la ópera. Ha trabajado con reconocidos directores internacionales como Graham Vick, Ton Koopman, José Miguel Pérez-Sierra, Giuseppe Finzi, Carmen Santoro y Anna Ponces, entre otros. Además, su virtuosismo le ha valido el reconocimiento en certámenes internacionales, habiendo obtenido premios en concursos tan prestigiosos como el Concurso Veronica Dunne, Clara Schumann, Concorso Spazio Musica, Compostela Lírica y Mirna Lacambra.
Futuro Prometedor: Teatro Real E Italia
Hoy, Lucía Iglesias forma parte del programa Crescendo del Teatro Real de Madrid, un prestigioso programa que busca apoyar a los artistas jóvenes con gran proyección. En este emblemático teatro, considerado uno de los mejores del mundo, Lucía sigue perfeccionando su arte mientras se prepara para nuevos retos. En los próximos meses, la soprano gallega debutará en Italia, donde interpretará el papel de Adina en L'Elisir d'Amore y el de Nannetta en Falstaff de Verdi, en el Teatro Mancinelli de Orvieto.
Inspiración y Respeto por los Grandes del Canto Lírico
Aunque su carrera está en pleno auge, Lucía toma ejemplo de cantantes de su mismo tipo vocal como Anna Moffo, Renata Scotto, Mirella Freni, Monserrat Caballé, Lisette Oropesa o Nadine Sierra, y también mantiene un profundo respeto y admiración por aquellos artistas que, con décadas de trayectoria, siguen dejando su huella en el mundo de la ópera. En particular, destaca la figura de Roberto Alagna y Daniel Muñoz.
Más que una Cantante: Una Artista Multidisciplinar
Además de su impresionante carrera como soprano, Lucía Iglesias es una artista polifacética. Habla seis idiomas y está en proceso de obtener su doctorado en música, lo que demuestra su constante búsqueda de conocimiento y perfeccionamiento. Su dedicación a la ópera no solo se refleja en el escenario, sino también en su afán por seguir aprendiendo y enriqueciéndose intelectualmente.