El pionero proyecto para el cuidado mutuo que ayuda a los adolescentes a identificar problemas y prevenir el suicidio

No siempre es fácil expresar sentimientos o identificar lo que a uno le pasa. Eso se hace más cuesta arriba cuando eres joven, adolescente y todo son cambios en la vida. A veces las depresiones o las tendencias suicidas se ocultan y enmarañan en un ovillo de sentimientos.

Para detectar estas situaciones y evitarlas, en la medida de lo posible, se está implantando en los centros educativos el Programa YAM (Youth Aware of Mental Health). Es una aproximación a los sentimientos y a la salud mental que se lleva a cabo en sesiones debate con adolescentes, coordinadas por un instructor y un orientador.

PONERSE EN EL PAPEL DE OTRO

En cada sesión se expone una serie de casos para que identifiquen sensaciones y se organiza un debate alrededor, además de un role playing (ponerse en la piel del otro). Lo primero que se detecta es la dificultad para verbalizar un problema como explica el orientador del Colegio Martínez Otero de Foz (Lugo), centro pionero en la implantación de este programa, Javier Ponte: "La salud mental está en todas las edades, los problemas de salud mental pueden estar en todas las edades y es bueno que aprendan a identificar y a pedir ayuda, sobre todo, y que el propio grupo de sus iguales también pueda identificar en otros quién puede necesitar ayuda en un momento dado".

En el transcurso de este programa, desde su implantación hace dos años, han constatado que a esas edades cuesta trabajo identificar los sentimientos, como explica la psicóloga del Servicio de Salud del SERGAS (Servicio Galego de Saúde), Marta Sendón: "Sobre todo lo que vemos es que, a pesar de que trabajamos la psicología emocional, en general en todos los centros, sin embargo les cuesta trabajo hablar de sentimientos, identificar sentimientos". 

VERGÜENZA

Y es que hablar de estos temas da un poco de vergüenza, como reconoce una de las estudiantes que forma parte del programa, Carlota Méndez: "Al principio hay un poco de vergüenza así... pero se va llevando bien y, al final, es un buen ambiente y todos acabamos expresándonos mejor". 

Pero superadas las barreras el programa YAM es de gran ayuda como reconocen los propios alumnos. Asegura Carlota que le ha servido para "expresarme mejor y exteriorizarme con otras personas de mi alrededor y así poder entenderme mejor con mis padres, o con gente mayor, y entre nosotros, para no decir comentarios que nos puedan hacer daño".

Este es el segundo año que se desarrolla en la enseñanza reglada, impulsado por el SERGAS. Ya se ha implantado en 79 centros educativos de Galicia y alcanza a más de 6.700 alumnos.

BUEN FEEDBACK

Como explica Marta Sendón, por el momento no tienen conclusiones oficiales pero el feedback (retroalimentación) que reciben desde los centros es positivo, los orientadores que repiten del año pasado "están muy contentos y nos piden que volvamos este año, porque ellos sí que han visto resultado y, hablando con el alumnado, sí que quieren repetir la experiencia". 

Ahora están finalizando el estudio científico que empezaron el año pasado y hasta que no analicen los datos estadísticamente no tendrán un resultado definitivo. Explica Sendón que "el YAM ha demostrado su eficacia a lo largo de muchas poblaciones, en Europa, Estados Unidos y en España también".