Peliqueiro veterano del Carnaval gallego: "Lo que más pesa no es el traje, es la responsabilidad"

Que el Carnaval es un sentimiento parece algo seguro a juzgar por los testimonios de la gente que lo vive. Pero es que, además, esta celebración gozará del reconocimiento y protección que merece.

El Consello de la Xunta ha aprobado el decreto que declara Bien de Interés Cultural el 'Entroido' gallego, al considerar acreditado su valor singular como "patrimonio inmaterial" de la comunidad, tal y como ha explicado el jefe del Ejecutivo gallego, Alfonso Rueda.

Esta declaración culmina el proceso iniciado en 2024 para darle esta distinción al Carnaval tradicional gallego y llega tras recibir los informes favorables del Consello da Cultura Galega y del Museo do Pobo Galego, sin que se registrara ninguna alegación. Supone la aplicación del régimen de tutela de la Ley de patrimonio cultural y, por lo tanto, el mayor nivel de protección.

Tal y como ha apuntado Rueda esta celebración tiene una "incalculable importancia" desde el punto de vista histórico, etnográfico y cultural, con una relevante presencia en las "artes y en las letras" dentro y fuera de la Comunidad.

El titular del Ejecutivo gallego ha puesto en valor la utilidad del Entroido para "reivindicar la identidad" de lugares, aldeas, parroquias o ayuntamientos, favoreciendo la integración, la sociabilidad o el "intercambio intergeneracional". En esta declaración como Bien de Interés Cultural también se ensalza la riqueza, diversidad y multitud de expresiones singulares propias del Carnaval, haciendo hincapié en la amplia tradición con la que cuenta en "buena parte de Galicia" y su capacidad de adaptación.

De hecho, un total de 191 de los 313 ayuntamientos gallegos (el 61%) escoge una fecha vinculada al Carnaval como festivo local.

el sentimiento de un peliqueiro: "el corazón va a mil"

Los peliqueiros son personajes tradicionales del Carnaval gallego. Naturales del pueblo ourensano de Laza. 

En este concello al Peliqueiro no se le pueden devolver las agresiones ni tocarle de ninguna forma. El lunes por la mañana se celebra la lucha de farrapos (harapos), que son sacos mojados en el barro, y por la tarde, el lanzamiento de la fariña (harina) y hormigas vivas.

Todo termina el miércoles a última hora con la lectura del “Testamento del burro”, una especie de sermón que pone el punto final a los festejos.

Dopa, así se le conoce, tiene 61 años. Nos atiende aún con una voz un poco ronca, muestra de que lleva muchas horas de celebración. Este Martes de Carnaval vuelve a salir hasta que el cuerpo aguante.

Dopa lleva vistiendo el traje de peliqueiro desde que empezó a andar. El Martes de Carnaval, para él, es especial: "El significado es recordar esos momentos que hemos vivido toda nuestra vida. Desde la primera vez que salí, ya me consideré un peliqueiro para el resto de mi vida". El peliqueiro veterano es una referencia para los que vienen detrás, así es que se nota la responsabilidad: "Hay que mirar a los ojos de un peliqueiro cuando habla del Carnaval… es difícil de explicar".

El traje de un peliqueiro puede llegar a pesar 15 kilos, pero eso no es lo que más "pesa". Dopa nos lo explica: "Lo más complicado es la responsabilidad. Llevas encima años de cultura y tradición… de familia. Eso es lo más importante. Es raro que un peliqueiro, en el momento en que lo están vistiendo, no esté temblando". Él mismo, este año, cuando se puso su traje intentó transmitir tranquilidad, pero "el corazón me iba a mil".