Una llamada que puede cambiarte la vida
Conoce la historia de Jaime, un pontevedrés trasplantado de corazón que nos cuenta cómo ha sido su experiencia y cómo ha podido salvar su vida gracias a la donación anónima de un órgano

Pontevedra - Publicado el
2 min lectura
Dicen que hay llamadas que pueden salvarte la vida. Lo sabe muy bien Jaime, un marinero pontevedrés que sufrió un ataque al corazón cuando estaba embarcado: “Me dijeron los médicos que me cogió fuerte, que si me cogiera débil que me podía barrer”, recuerda en COPE. Su situación se complicó hasta que los médicos determinaron que necesitaba con un trasplante de corazón. Este proceso lo sumió en una espera angustiosa. Jaime explica que en su caso, "pendía de un hilo", pues en cualquier momento podía morir. La incertidumbre sobre cuándo llegaría el trasplante fue lo más difícil, pero entendía que los médicos debían evaluar la gravedad de cada paciente para establecer las prioridades en la lista de espera.
Un día, esa llamada que cambiaría su destino llegó. "Me llamaron de repente. Vivo en Pontevedra y en una hora tenía que estar en A Coruña". En el hospital, le realizaron pruebas de compatibilidad con un donante y afortunadamente, los resultados fueron positivos. “Me dijeron, ‘Mira, eres compatible, te van a venir a preparar para trasplantarte’”, recuerda. A pesar de ser una persona nerviosa, Jaime afrontó la operación con calma, afirmando: "Yo voy tranquilo, voy relajado ya que me van a dar la vida", incluso rechazando una pastilla para los nervios. El trasplante duró menos de lo esperado, solo cuatro horas.
Un nuevo latido, una nueva vida
Jaime está profundamente agradecido al donante que le permitió seguir viviendo. "Estoy muy agradecido, que sin él y sin la ayuda de los médicos no estaría aquí", afirma. También reconoce la gran labor de los cardiólogos, enfermeras y asistentes del Chuac. El postoperatorio fue duro, y “ahí es cuando pasas más jodido”, señala, debido al dolor y a la pérdida de masa muscular. La medicación es una constante en su vida, pero todo ha valido la pena. Ahora, Jaime lleva una vida más saludable, cuidando su dieta y haciendo ejercicio diario. "Vida saludable es lo que tienes que hacer después de un trasplante", explica.
El valor de la donación
La historia de Jaime es un claro ejemplo del impacto que tiene la donación de órganos y cómo esta puede transformar vidas. “Me cambiaron la vida en cuestión de horas”, dice. Su gratitud es un recordatorio constante del valor de la donación de órganos y el poder de la medicina. Además, Jaime siente un profundo agradecimiento hacia el personal médico: “Se portaron de maravilla... No tengo queja de nada, al contrario, debo agradecerle de todo corazón que me dieran la vida”. Asimismo, también hace un llamamiento para que seamos conscientes de la importancia de hacernos donantes para salvar vidas como la suya.