En USA no lo saben, pero sus calabazas y su truco o trato los heredaron de Galicia

Mucha confusión existe aún entre lo que une y separa Samaín y Halloween, dos tradiciones que se retroalimentan pero cuyo origen es sin duda europeo y también gallego, según el antropólogo Rafael Quintía, que retrotrae el el origen del Samaín a hace 2.000 años. Y no por capricho, sino porque eso dicen los escritos. 

"Se celebraba hace 2.000 años dentro del calendario ritual céltico, una fiesta que marcaba el principio del año, que coincidía con el periodo oscuro,  y que tenía esa connotación de honra a los muertos en el momento en que se descorría, digamos, el velo que separa el mundo del más allá, del de más acá", explica.

Países como Escocia o Irlanda siguieron adaptando aquella celebración y manteniéndola viva aunque con las inevitables modificaciones que se suceden en la cultura que se se traspasa entre generaciones.  

"En el caso de Galicia, nosotros somos una cultura viva y estos 2.000 años de diferencia entre cuando se celebraba el Samaín y ahora han generado nuevas formas de celebrar el día de los muertos, también influidos por el Cristianismo y el Precristiamiso", afirma.

¿qué celebramos en el siglo xxi?

Según este antropólogo, lo que celebramos hoy no es en esencia el Samaín porque a nuestra celebración se han ido incorporando aspectos que no existían en la celebración de hace 2.000 años. Por eso, "lo riguroso sería hablar de la fiesta de difuntos con esos sustratos culturales que algunos ser pueden remontar al Samaín".

Quintía explica el curioso periplo de una tradición de ida y vuelta porque fueron los emigrantes europeos, irlandeses pero también de otras zonas de Europa, como los gallegos, quienes llevaron consigo sus tradiciones a EEUU cuando emigraron allí. Fue así como en el primer tercio del siglo XX se empieza a celebrar en EEUU la fiesta de difuntos, aunque "como una especie de carnaval y vaciándolo, en mi opinión, del sentido profundo cultural que tenía, y reconvirtiéndolo en una fiesta de terror que poco tiene que ver con la esencia de las celebraciones en honra a los difuntos".

Y eso es, curiosamente, lo que ahora los europeos importamos, y también los gallegos, con pasado celta, generando un mestizaje extraño de una tradición cultural de ida y vuelta que ha ido mutando en sus viajes por el mundo.

"Es que lo de las calabazas es algo que ya existía en Galicia. Obviamente, no desde hace muchos siglos, porque la calabaza es una planta, un fruto que viene de fuera, pero también se hacía con nabos y con otras plantas. Y yo personalmente tengo el recuerdo, ya en los años 70, de hacer las calabazas con velas, en Salcedo, que me enseñó mi abuela. Y mi abuela ya lo hacía con su abuela; es decir, hace más de cien años nosotros hacíamos eso aquí, dentro de la fiesta de difuntos y se colocaban en las puertas, en las ventanas, incluso había gente que salía en los caminos a asustar a las mujeres que iban a las misas, a las novenas, a primera hora de la mañana, con estas calabazas", explica Quintía.

Este antropólogo afirma que las calabazas es un rito que forma parte de nuestra tradición de difuntos, pero también lo es esa tradición aparentemente tan estadounidense del truco o trato:  "Esa tradición de los petitorios en la que los niños, los jóvenes del pueblo, iban de casa en casa pidiendo unos dulces, unas viandas en homenaje a los difuntos, la tenemos constatada en Galicia en el siglo XVII y el siglo XVI, porque tenemos los textos, en este caso de los sínodos de Mondoñedo, del obispo monseñor Guevara de Mondoñedo, prohibiendo específicamente que los niños vayan en difuntos por las casas pidiendo", explica.

En conclusión, afirma Quintía, que tres siglos antes de que a los estadounidenses se les ocurriese lo de truco y trato en Galicia ya se hacía, aunque los gallegos, "obviamente, ni iban disfrazados, ni decían truco y trato no, pero sí existía esa cuestación vinculada a difuntos en los que iban por las casas pidiendo".