San Vicente de la Sonsierra retoma 'Los Picaos'
San Vicente de la Sonsierra retoma 'Los Picaos' tras tres años sin poder salir en procesión
Logroño - Publicado el - Actualizado
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San Vicente de la Sonsierra retoma este año 2022, en Jueves Santo y Viernes Santo, la procesión de 'Los Picaos', una forma de penitencia peculiar y popular en Semana Santa, no sólo en La Rioja, sino en toda España, que no se ha podido celebrar desde hace tres años.
Declarada de Interés Turístico Nacional en 2005 y Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial (BIC) en 2016, es la Cofradía de la Santa Vera Cruz de San Vicente de la Sonsierra quien mantiene el rito de 'Los picaos'. Se trata de la última y única manifestación del rito penitencial, mediante flagelación, que queda en España donde, hasta el siglo XVIII, era práctica relativamente frecuente en pueblos y ciudades.
El portavoz de la Cofradía, Teodoro Ruiz, ha recordado a Europa Press como fue en 2019 cuando la cofradía pudo celebrar por última vez la procesión, antes de que las condiciones sanitarias lo impidieran por la pandemia de la COVID-19. La ilusión, ha reconocido, es "tremenda" por retomar la tradición, aunque todavía no se da a conocer cuántos disciplinantes participarán (en 2019 fueron unos treinta, una cifra que suele ser la habitual).
Como novedad, este año la cofradía estrenará sede para que los participantes puedan vestirse y desvestirse, utilizando el Centro de Interpretación de Los Picaos, recientemente inaugurado. Dejarán, por tanto, de utilizar la ermita y contarán con duchas, baños, "mayor comodidad y amplitud".
Cada año, el municipio riojano se llena de un gran número de personas que quieren contemplar en vivo este rito relevante de la religiosidad popular. Los disciplinantes saldrán en procesión descalzos, con la cara cubierta, vestidos con túnica blanca y la espalda desnuda y se flagelarán con una madeja de algodón, de entre 750 y 850 gramos, con la que se azotarán unos 800 golpes en unos 20 minutos.
Posteriormente, es cuando el rito toma el nombre de 'Picaos', ya que el práctico le pica con una bola de cera virgen que lleva incrustados 6 cristales, con el fin de prevenir problemas posteriores. El utensilio que tradicionalmente se utiliza se denomina 'esponja'.
No es hasta el momento que sale la procesión cuando se conoce el número de 'picaos' que, como requisitos, deben cumplir el de ser mayor de edad, varón y disponer de un certificado de su párroco, que acredite su sentido cristiano y su buena fe.
RITO DE LA FLAGELACIÓN
Aunque no se tiene constancia de la antigüedad de esta tradición, sí se sabe que en 1551 la Cofradía de la Veracruz presentó los estatutos y las ordenanzas ante el Vicario General del Obispado.
Se trataba de una recopilación sobre lo que se practicaba de forma habitual y el objetivo era poner en orden y reorganizar la institución para vivir con plena exigencia la 'Santa Regla'. Por lo que se cree que su existencia es muy anterior. Las mujeres, que en el siglo XVI pertenecían a la cofradía y luego desaparecieron como hermanas de la misma, vuelven a pertenecer a esta hermandad desde 1998.
Su penitencia se limita a la tradicionalmente ejercida por ellas como 'Marías'. Se llaman así por acompañar a las procesiones vestidas con el manto de la Virgen de los Dolores, con el rostro cubierto por puntillas, que protegen su anonimato, van descalzas e incluso con cadenas. Pueden ir un máximo de cuatro por procesión, con los mismos requisitos que los hombres y también acompañadas por miembros de la Veracruz.