Sixto, el último sastre de Logroño: Un oficio que resiste al tiempo
Sixto Bezares, el último sastre de Logroño resiste para sostener con orgullo un viejo oficio

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Logroño - Publicado el
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Cada mañana, Logroño se pone en marcha entre el aroma del café recién hecho y el eco de las persianas que suben en los más de 2.000 comercios de la ciudad. Entre ellos, hay un taller que desafía al paso del tiempo. En la calle Pérez Galdós número 19, el arte de la sastrería sigue vivo en las manos de un solo hombre: Sixto Bezares, el último sastre de Logroño.
En un mundo donde la moda rápida impone la inmediatez y lo desechable prima sobre la calidad, Sixto sigue fiel a su pasión por la confección artesanal. No hay prisas en su taller. Cada puntada es un latido, cada traje una historia. Desde los 14 años, cuando comenzó su aprendizaje en la Sastrería Royal de Logroño, ha visto cómo la demanda de trajes a medida disminuía con la llegada de la ropa prefabricada. Sin embargo, él ha resistido, sosteniendo con orgullo una tradición que parece desvanecerse.
Nuestros trajes no caducan. No seguimos modas efímeras, hacemos prendas para toda la vida
El último sastre de Logroño
"No es una tienda convencional. Aquí no se vende un traje en cinco minutos", explica Sixto. Su clientela, leal y veterana, ha crecido con él. "Los que venían con 30 años a comprar su primer traje ahora tienen 70, y siguen confiando en mi trabajo". Sin embargo, la ausencia de aprendices preocupa al maestro sastre. "No hay quien continúe este oficio. Los que quedamos somos mayores y el trabajo es cada vez más difícil".

Sixto Bezares
El cambio en la industria textil también ha modificado su labor. "Las telas de hoy son más delgadas, distintas a las de antes", señala, mientras destaca la durabilidad de sus creaciones. "Nuestros trajes no caducan. No seguimos modas efímeras, hacemos prendas para toda la vida".
La elegancia, según Sixto, está en los detalles. "Llevar un traje no es cargar con un armario encima, sino lucirlo con naturalidad". Con la mirada de un experto, distingue de inmediato un traje de confección de uno hecho a medida. Y, aunque reconoce que la moda ha cambiado, insiste en que la comodidad y la calidad de sus prendas siguen marcando la diferencia.

La sastrería de Sixto
Cuando se le pregunta si hay esperanza para la sastrería artesanal, su respuesta es clara: "Si te gusta la profesión, adelante. Es un oficio bonito y creativo, pero hay que tener pasión". Mientras sus manos siguen hilvanando con la misma precisión de siempre, la pregunta queda en el aire: ¿qué pasará cuando Sixto deje la aguja y el dedal?
Por ahora, en Logroño, el último sastre sigue cosiendo la historia de su ciudad, puntada a puntada.