Conoce la historia y las curiosidades de la Ciudadela de Pamplona

Juan Echenique, autor de "Secretos de Pamplona" explica en COPE Navarra la historia de la Ciudadela de Pamplona.

En 1569 un ingeniero militar llamado Juan Bautista Antonelli emite un informe que cuestiona seriamente el sistema defensivo de Pamplona frente a un eventual ataque enemigo y propone ejecutar “un principal castillo”.

En aquel momento Pamplona tenía una muralla que rodeaba lo que fueron los tres burgos medievales, con pequeños bastiones defensivos. Y el castillo de Santiago, edificado en 1513, tras la conquista de Pamplona por parte de las tropas castellanas del Duque de Alba -muy dañado por los ataques de las tropas francesas-. Un sistema defensivo claramente insuficiente para defender una plaza estratégicamente tan importante.

La noche del 15 al 16 de febrero de 1808 cuando las tropas francesas lograron acceder a la Ciudadela

Así que el rey Felipe II sigue el consejo del ingeniero Antonelli y ordena construir una moderna ciudadela -castillo renacentista- al ingeniero más prestigioso de la época, un italiano que se llamaba Giovan Giacomo Palearo, el Fratín, para sustituir al castillo de Santiago (se utilizaron sus piedras).

En 1571 se inician las obras, siguiendo el modelo de la ciudadela de Amberes -que visitaron sucesivamente los reyes Felipe II, Felipe III y Felipe IV-. Curiosidad: se trataba de la primera construcción con una geometría pentagonal en toda la Península Ibérica.

El recinto principal quedó concluido en 1648 (es decir, 77 años después). Estaba compuesto por cinco baluartes (San Antón, Real de San Felipe, Santa María, Santiago y La Victoria), de los cuales hoy quedan solo tres, Y en su interior contaba con polvorín, cuarteles, almacenes, horno y capilla. Y se unía a los muros de la antigua ciudad en el frente de San Nicolás, al este, y en el de la Taconera, al norte.

Entre 1670 y 1725 se edificó un sistema de revellines (Santa Lucía, Santa Clara, Santa Isabel, Santa Ana y Santa Teresa), con lo que se convirtió en una de las mejores plazas fuertes en la Europa de finales del siglo XVII y principios del XVIII.

Un año después, en 1726, el ingeniero militar Jorge Próspero de Verboom entregó un proyecto para mejorar las posibilidades defensivas de la muralla, que incluía un doble recinto de fortificaciones en las zonas más expuestas (para retrasar posibles ataques), Así nacieron los fortines de San Bartolomé -el único que queda-, San Roque y Fuerte del Príncipe. Y la Sala de Armas.

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Así llegamos a la noche del 15 al 16 de febrero de 1808 cuando las tropas francesas, al mando del hermano de Napoleón y aprovechando una nevada, tomaron la Ciudadela. Simularon una batalla de bolas de nieve, desarmaron a los defensores y tomaron la Ciudadela sin necesidad de un solo disparo. Es la única vez que ocurrió.

A finales del siglo XIX Pamplona necesita crecer y las murallas se lo impiden. Además, con la llegada de la aviación los sistemas defensivos amurallados como la Ciudadela pierden su eficacia. Así que en 1888 se procede a la demolición de dos de los baluartes de la Ciudadela -San Antón y la Victoria- y del revellín de Santa Teresa para construir el llamado Primer Ensanche.

No es suficiente, así que se decide derribar todo el frente sur de las murallas, desde la Ciudadela hasta el Baluarte del Labrit para construir el Segundo Ensanche. El derribo se inicia simbólicamente en 1915 y se lleva a cabo entre 1918 y 1921.

Ya en 1964 el Ejército cede la Ciudadela al Ayuntamiento de Pamplona, aunque el acto oficial se celebró dos años después. Entonces se inició una etapa de recuperación y restauración de la fortaleza, que culminó con la declaración de Monumento Histórico Artístico Nacional en 1973.

Y ya en el siglo XXI han continuado los trabajos de restauración y conservación del recinto fortificado de Pamplona. Un esfuerzo que fue reconocido en 2012 con los premios Unión Europea de Patrimonio Cultural-Europa Nostra, en la categoría de conservación y premio especial del público.

Dos curiosidades:

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