Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace una década la persona que no tenía pueblo era una desafortunada. Tan desafortunada que hasta una marca muy conocida de refrescos hizo una campaña para que las zonas rurales 'adoptaran' a gente sin pueblos.
Pues bien, las tornas han cambiado y ahora son los pueblos los que necesitan habitantes. Pero no sólo para el fin de semana o para el verano, no. Necesitan que no los abandonemos y luchemos contra la despoblación..
En España hay zonas que están despobladas o abandonadas y otras que están en riesgo. Y este fenómeno conocido como la España Vaciada acecha también a Navarra. Y es que la tendencia hacia la aglomeración en las grandes ciudades y el abandono de las zonas rurales empieza a ser una realidad también en la Comunidad Foral. Una realidad que empieza a presentar las primeras consecuencias, como las desigualdades demográficas, y las primeras acciones por parte del Ejecutivo foral para combatir la despoblación.
Navarra se estructura a partir de ciertos núcleos de población que ejercen como cabeceras de comarca dando lugar a un cierto policentrismo. Pamplona es la cabecera principal y su papel de liderazgo ejercido también por su Comarca hace que el 54,4 por ciento del total de la población navarra (352.119 habitantes) se concentre en este área. Un dato que está muy lejos del segundo foco poblacional que es el de la Ribera con un 13, 5 por ciento (87.714 habitantes).
Fuente: Diagnóstico de las desigualdades territoriales. Observatorio Realidad Social Navarra.
Según el informe “Diagnóstico de las desigualdades territoriales en Navarra: retos y propuestas”, elaborado por el Observatorio de la Realidad Social de Navarra, estos datos se deben a que, como pasa en otras comunidades, en esas zonas se concentra una mayor tasa de empleo que arrastra a su vez una fuerte concentración residencial para facilitar y abaratar la movilidad. Este foco de atracción en un espacio urbano tiene efectos degradantes para las zonas rurales.
Para entender esta tendencia nos tenemos que remontar a los años sesenta cuando Pamplona sufrió un gran desarrollo industrial que supuso un fuerte impulso a la movilidad hacia la capital navarra. La concentración de industria, servicios y centro político y administrativo se conjuró para proveer un profundo cambio residencial en la Comunidad, llegando a doblar la población de Pamplona entre 1960 y 1980, pasando de 93.429 habitantes en 1960 a 177.906 en 1981, y esto sin tener en cuenta la comarca.
Estos datos han ido aumentando y las cabeceras de comarca como Pamplona, Tudela, Tafalla, Estella, Sangüesa y Alsasua han ido acumulando más población. Son zonas que se han industrializado y, por tanto, han atraído a más gente joven, lo que se traduce en que los pueblos pierden habitantes y se hacen 'viejos'. Precisamente, los peores datos sobre el envejecimiento en Navarra se asocian a zonas más despobladas.
En este sentido, es notable la pérdida del peso de la población soporte (aquella que sostiene la estructura social y económica de la zona donde vive), especialmente en el Pirineo. En dicha comarca, la pirámide poblacional está invertida, es decir, la mayoría de su población tiene más de 50 años y hay muchas más personas por encima de los 70 que por debajo de los 30.
Si bien es cierto que no se puede hablar de un grave problema de despoblación en Navarra porque ha aumentado el número de habitantes, está claro que hay zonas muy vulnerables. Alguna de ellas están en retroceso poblacional como el Pirineo y las Améscoas. En Navarra hay 142 núcleos poblacionales que pierden personas y hay comarcas y subcomarcas que empiezan a estar en circunstancias límite. Según el INE, el 52 % de los municipios navarros ha perdido población en los últimos 18 años. La Unión Europea sitúa el riesgo de despoblamiento en una densidad de 12, 5 habitantes por kilómetro cuadrado.
Fuente: Diagnóstico de las desigualdades territoriales. Observatorio Realidad Social Navarra.
Como se puede observar en el cuadro hay dos comarcas muy por debajo de esa cifra: Pirineo y Prepirineo y hay otras que se acercan: Arga Valles, Sangüesa y Larraun.
Así, la despoblación del medio rural ha afectado principalmente a la comarca del Pirineo, que en la última década ha experimentado un descenso de sus habitantes del 13,3%, y ahora amenaza también a otras cuatro comarcas navarras: Prepirineo, Montejurra, Zona Media y Sangüesa, donde el Gobierno foral ya actúa para luchar contra el despoblamiento.
Habitantes, ganaderos y agricultores de estas cuatro zonas nos explican la situación que viven, sus inquietudes y miedos y posibles soluciones para evitar que sus pueblos se mueran.
Desde el Valle de la Ulzama, en concreto desde Arraitz, Juana Mari Aríztegui que es ganadera, reconoce que su zona están mejor, tanto en las conexiones por carretera, como en las comunicaciones con la cobertura del teléfono y con la conexión de internet. Sin embargo se queja del escaso apoyo que tienen. “Quieren que vivamos como hace 60 años; con 4 vacas, cerdos y gallinas", afirma. Además insiste en que les penalizan por ser intensivos y que el tema del vacuno está "muy mal” y reconoce que en ocasiones piensan hasta que “se lo quieren cargar”. Dice que el valle se ha convertido en un "pueblo dormitorio" y que si no estuvieran los ganaderos no habría nadie por la calle. Reivindica que es un lugar ideal "para criar a los hijos". Y hace una reflexión: "Si faltamos los ganaderos se va a ir todo al garete" ya que con su trabajo mantienen “la Ulzama tan bonito”.
Desde el área de Montejurra en Tierra Estella el joven agricultor y ganadero de Espronceda, Iosu Estenaga, alerta de que "hay que tomar medidas y ponerlas ya”. Porque las zonas rurales “se están muriendo". De hecho recalca "ya es tarde, vamos muy tarde. Se tendría que haber puesto las medidas hace años". Iosu también nos cuenta los problemas que se encuentran los habitantes de estas zona rural que pasan por las tecnologías, las infraestructuras o facilidades para quedarse a vivir allí. Según dice "muchos días no tienes acceso a Internet para hacer cualquier trámite con la administración, tenemos en Tierra Estella pueblos con 24 personas censadas...” y asegura que “tenemos muchas dificultades, hay gente que se quiere quedar en los pueblos pero no tienen los medios". También aporta soluciones e insiste en que "lo fundamental es que los pocos jóvenes que quedamos no nos vayamos de la zona rural. Si las zonas rurales se quedan sin gente el futuro es muy complicado".
En la misma línea se postula Gonzalo Palacios que vivie en Izal, Valle del Salazar, situado en los Pirineos navarros. Palacios asegura que "es el momento de actuar, estamos a tiempo de revertir la situación". Afirma que los jóvenes "conocen la ciudad y ya no vuelven". La gente del Pirineo no quiere que esto acabe de la peor manera y para ello "hay movimientos para protestar y que se conozca la situación". En Izal se encuentran con muchas trabas para poder vivir o para que lleguen empresas, fundamentalmente relacionadas con la comunicación "no tenemos apenas cobertura ni de teléfono ni de Internet" y así “es complicado” que se quieran instalar en la zona.
En la Merindad de Sangüesa vive Félix Bariain, en concreto en Eslava. Félix quiere poner en valor las zonas rurales y reclama pensiones mejores y más atenciones para la gente que ha mantenido las zonas rurales y que "los están abocando a la pobreza". Afirma que los que viven en los pueblos "son los grandes olvidados". Señala como uno de los problemas que "los jóvenes prefieren la ciudad y que por lo tanto somos cada vez menos". Hablando de los jóvenes una de las trabas es que ni tan siquiera tienen "un frontón cubierto". Una de sus quejas es que se habla del 5G y que ellos "no tienen cobertura". Deja además un mensaje claro: "Ya vale de estudios, estamos a tiempo de revertir la situación". Alerta de que "se ha duplicado el número de pueblos con menos de 100 habitantes". Para termina, Félix Bariáin sentencia que "la mayor política social es mantener vivos los pueblos".
Todos ellos coinciden en que la falta de inversión, la escasa infraestructura, la baja conectividad, el acceso limitado a los servicios sociales y la falta de empleo son factores claves que contribuyen a la despoblación.
Hay que tener en cuenta que la despoblación no sólo afecta a datos estadísticos, sino que tiene un impacto sobre otras realidades que marcarán, en cierta medida, el devenir de estas zonas rurales.
Habitantes del entorno rural y representantes de ese sector no se cansan de advertir de las consecuencias tan importantes que se pueden dar si abandonamos los pueblos. Como es el caso del presidente de sindicato UAGN (Unión de agricultores y ganaderos de Navarra), Félix Bariáin, quien insiste en que hay muchas consecuencias. La primera de ellas, la social. "Si no hay gente, tendremos pueblos fantasmas. Pueblos sin servicios, poco cuidados y se manificará las ciudades", remarca.
Pero no sólo hay consecuencias sociales, también económicas y medioambientales. Como las siguientes:
- Si se abandonan los cultivos, los pastos y los bosques no se producen alimentos kilómetro cero, por lo tanto esos alimentos básicos como la leche, el pan o las verduras, habrá que importarlos. Es decir, los precios se incrementaría y bajarán su calidad.
- Además, la pérdida de la economía local conllevaría que la mano de obra se concentre en grandes empresas y por tanto haya monopolios. Si desaparecen los ganaderos y agricultores de sus pueblos, no habrá empresas que se quieran instalar y las localidades pequeñas no evolucionarán. Además, la calidad de los productos no sería ni natural ni ecológica.
- Importar los alimentos provocaría una mayor dependencia de combustibles fósiles y más emisión de gases de efecto invernadero, por lo que las consecuencias medioambientales aumentarían. Al abandonar los cultivos tradicionales se pierde biodiversidad y especies vegetales y animales autóctonas.
- Si el ganado no pasta en los prados, ¿quién va a limpiar los montes?, ¿quién va a cuidar los bosques para que no haya incendios?. La despoblación rural provoca que los bosques no se cuiden, los animales no se coman los arbustos y por lo tanto los montes son más incendiables. Y es que la desertización calienta el clima y por lo tanto se dan más incendios.
- Con la despoblación los paisajes se degradan y se pierden tesoros patrimoniales y saberes ancestrales.
- La concentración en las áreas urbanas complica la sostenibilidad de la sociedad. No es sostenible que millones de personas se hacinen en poco terreno, en edificios altos. Además, el éxodo rural conlleva un caos urbanístico tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
- Las consecuencias sociales son varias. El envejecimiento está muy ligado a las zonas rurales. Por lo general, en los pueblos viven los abuelos de las familias y los hijos y nietos en las ciudades. Aunque a veces esto pase desapercibido, lo que significa es que las familias se alejen y puede conllevar a dramas familiares. Los ancianos pueden estar menos cuidados y también olvidados.
En resumen, según el representante sindical, si todos nos vamos a las grandes ciudades, comeremos peor y más caro, la economía y los bosques saldrán perdiendo, medioambientalmente no evolucionaremos y la calidad de vida de los habitantes tanto de los pueblos como de las ciudades se verá mermada.
Si hablamos de despoblación o riesgo de despoblación hay que hablar también del envejecimiento. Como ya he comentado anteriormente los peores datos sobre envejecimiento en Navarra se dan en las zonas con menos densidad de población. Esto indica que las zonas rurales tienen más probabilidad de perder aún más habitantes.
En Navarra la esperanza de vida es de 84 años. Según las previsiones del INE en vez de revertir el envejecimiento de la población, se va a producir una intensificación del sobre-envejecimiento, visible ya en nuestra sociedad. En concreto, para 2037 estima que el 25 por ciento de la población de Navarra será mayor de 65 años, cerca de 7.000 personas superarán los 80 años y en torno a 750 serán centenarias.
Fuente: Diagnóstico de las desigualdades territoriales. Observatorio Realidad Social Navarra.
En la actualidad, el 20,70% de la población de la Comunidad Foral tiene menos de 20 años, y el 19,53% tiene más de 65. Sin embargo, en 33 localidades navarras no vive ningún niño de 0 a 4 años, y de éstas 22 tienen ya menos de 100 habitantes. Además, hay cuatro núcleos en los que ese vacío generacional se amplía hasta los 20 años: Castillonuevo (Merindad de Sangüesa), Azuelo (Merindad de Estella), Abaurrepea (Pirineo) y Sarriés (Merindad de Sangüesa). Asimismo, hay hasta 45 localidades donde el retroceso demográfico ha superado el 25% en los últimos 18 años.
Por otra parte, hay cinco municipios donde más de la mitad de sus habitantes supera los 65 años. Castillonuevo es el núcleo con más mayores, ya que 14 de sus 17 habitantes han superado esa barrera. Le siguen Azuelo (62,5%), Javier (60,38%), Armañanzas (54,44%) y Piedramillera (51,35%). De todas éstas únicamente Javier está por encima de los cien vecinos (106 al cierre de 2018). Así lo desvela el informe 'La población en España: evolución en el siglo XXI, situación actual y perspectivas de futuro' elaborado por la Consultora Estratégica de Comunicación Stratego.
Por otro lado, la baja natalidad y el incremento del envejecimiento nos apunta a un escenario futuro muy comprometido en términos demográficos.
La masculinización de las zonas rurales hace que el aumento de habitantes sea muy complicado. En las edades jóvenes y medias, comprendidas entre los 15 y los 65 años, el número de hombres supera por mucho al de mujeres. Esto tiene muchas consecuencias, por un lado consecuencias reproductivas y por otro, desigualdades de género.
El hecho de que en las zonas menos pobladas no haya muchas féminas hace que la reproducción y la composición familiar sean complicadas, pero también a las expectativas vitales del conjunto de la población rural. Así lo dice el informe 'El medio rural y su vertebración social y territorial' del Consejo Económico Y Social De España (2018)
Todavía en el mundo rural, la mujer desempeña un papel de formadora de familias, tareas domésticas, cuidados de personas dependientes...y por ello muchas abandonan ese medio. Por lo tanto, cualquier política que pretenda amortiguar los desequilibrios demográficos del mundo rural debe tener en cuenta la necesidad de generar espacios laborales atractivos para jóvenes y para mujeres, evitando en ello la salida que se está dando en estos momentos.
Fuente: Diagnóstico de las desigualdades territoriales. Observatorio Realidad Social Navarra.
Cálculo: Razón de hombres por mujeres expresada en tanto por ciento.
Tal y como explica Charo Apesteguía, gerente de la Asociación Tierras de Iranzu, la mujer es imprescindible para el desarrollo rural. Y es que si las mujeres abandonan los pueblos, la despoblación aumentará "menos mujeres, menos familias, menos hijos" y por tanto, advierte, no habrá relevo generacional.
Apesteguía reconoce que se está avanzando en la brecha de género en el entorno rural pero insiste en que todavía queda mucho por hacer. A pesar de que cada vez haya más féminas gestionando empresas, todavía el mundo rural está "muy masculinizado" y hasta no hace mucho la mujer en el sector primario ha tenido un "papel de mera 'ayudanta' del hombre". En la actualidad esto va cambiando, de hecho, la mujer está a la cabeza en cuanto a la innovación y el emprendimiento, según Apesteguía.
En este sentido, Navarra no es la comunidad que peores datos registra en cuanto a desigualdades. De hecho en los pueblos de Tierras de Iranzu (Valle de Yerri) casi el 80 por ciento de las casas rurales asociadas son regentadas por mujeres.
Desde la Asociación se hace un esfuerzo en formar a las mujeres para que gestionen sus explotaciones y se adapten a los nuevos tiempos.
MIRENTXU DEJÓ PAMPLONA PARA IRSE A UN PUEBLO
A pesar de estos datos hay mujeres que se quedan en los pueblos.
Como es el caso de Mirentxu San Martín, propietaria de la Quesería Aldaia de Lezaún, que dejó la capital navarra para irse a vivir a un pueblo. En un primer momento el amor fue el que le llevó al mundo rural. Y es que el que hoy es su marido y compañero de trabajo, vivía en Lezaún. Sin embargo, 30 años después no se arrepiente y dice que “no cambiaría por nada del mundo vivir en un pueblo”.
Hace 3 décadas el mundo rural estaba más masculinizado si cabe. De hecho, reconoce que cuando llegó los vecinos “pensaban que no iba a valer” para dedicarse al ganado ovino y a hacer quesos. No hizo caso a ese estereotipo y según cuenta “con su actitud y sus ganas de hacer cosas” consiguió que se le valore y que trabaje igual que los hombres en este sector.
De hecho anima a las mujeres a que se decanten por su sector porque como bien explica, entre risas, “los quesos los hacemos mejor las mujeres, tenemos más paciencia”. Y además, asegura que aunque aún son muy pocas las mujeres en su ámbito, las tornas van cambiado y ya no está tan masculinizado el mundo rural.
Un sector que reconoce “es esclavo” porque se trabaja muchas horas todos los días pero que tampoco lo cambiaría porque “peor es trabajar en una fábrica. Eso sí que es duro”, insiste.
Cuando le dijo a su madre que dejaba Pamplona para irse a vivir a un pueblo, le dio pena. Su madre le dijo que cómo podía hacer eso si en la ciudad hay de todo y en el pueblo de nada. Un comentario que según cuenta Mirentxu es porque “no conocen los pueblos, que en los pueblos también se toman cafés y hay frontón y piscinas”.
Mientras charlas con ella se nota la pasión y el amor por su trabajo y por el mundo rural, por eso anima sobre todo a los jóvenes a que no abandonen los pueblos, a que aprovechen ahora el teletrabajo porque hay muchas ventajas y se vive muy bien. Aunque reconoce que para poder instalarse y ponerte una explotación ganadera como la suya y una quesería ahora no hay ayudas y es muy costoso. Es por ello, por lo que también pide ayuda a la Administración, porque si no hay empleo y facilidades para ello, los pueblos morirán.
El Gobierno de Navarra está actuando ya para combatir la despoblación en Navarra y evitar que las consecuencias se hagan mayores. Es cierto que el problema no es grave todavía, tal y como dice el director de Despoblación del Gobierno de Navarra, Jesús María Rodríguez, “no podemos hablar de un grave problema de despoblación, existen zonas más vulnerables, donde se ha detectado ya un retroceso poblacional como son, por ejemplo, el Pirineo y las Améscoas". Rodríguez ha asegurado que "nuestra actuación en este sentido es fundamental y es preciso apostar por intervenciones tales como los proyectos de emprendimiento innovador para jóvenes, la creación de espacios de innovación rural o las Smart Villages, entre otras”.
Ha comentado que una de las primeras medidas que han hecho ha sido formar la Comisión de Lucha contra la Despoblación, que tiene como objetivo adoptar medidas prácticas preventivas y paliativas e incorporar la regresión demográfica como un principio a tener en cuenta en cualquier política o plan de la Administración para enfrentarse al problema.
La creación de esta Comisión está incluida en el Acuerdo Programático del Ejecutivo foral. En concreto, respecto a la despoblación, el texto indica que se incidirá en el acercamiento y la comunicación de agentes, tanto públicos como privados, de las diferentes zonas del territorio. Además, se potenciarán los distintos polos industriales existentes, y se fomentará la desconcentración geográfica de los servicios públicos. Asimismo, el acuerdo prevé impulsar servicios e infraestructuras básicas en las zonas afectadas.
Según cuenta, todas las actuaciones se basan en un informe del Observatorio de la Realidad Navarra que hace una 'foto' sobre la situación demográfica de la Comunidad Foral. Este documento se presentó en enero y analiza las desigualdades territoriales, demográficas, laborales, sociales y competitivas de las diferentes comarcas de Navarra.
El director de Despoblación del Ejecutivo foral, insiste en que una medida básica es la conectividad de estas localidades con pocos habitantes. Por ello, han desarrollado un plan de Banda Ancha.
Tras insistir en que la lucha contra la despoblación "conlleva planes a largo plazo", reflexiona sobre aprovechar la pandemia de Covid19 para "atraer a más gente a las zonas rurales". Y es que ha reconocido que después del confinamiento y de las medidas restrictitvas en la 'Nueva Normalidad', hay gente que "se está planteando volver a los pueblos. Por eso, hay que aprovechar esta oportunidad".
Todos los protagonistas de este reportaje han coincidido en que la pandemia está generando oportunidades para el mundo rural. Parece que el confinamiento ha provocado que muchas personas se planteen volver a los pueblos y que valoren las zonas rurales. ¿Será lo único positivo que ha traído el Covid-19?