Dos nietos de asesinados por ETA, Caballero y Atarés, relatan su experiencia: "Notabas ese sufrimiento"
Javier Caballero y Luis Álvarez Atarés eran muy pequeños cuando sus abuelos fueron asesinados por ETA
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Monumento en memoria de las víctimas de ETA en Pamplona.
Pamplona - Publicado el
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El 6 de mayo de 1998, ETA asesinaba al concejal del Ayuntamiento de Pamplona Tomás Caballero cerca de su casa cuando iba a trabajar. Por los micrófonos de Cope Navarra ha pasado uno de sus nietos, Javier Caballero, que no había cumplido los cuatro años en aquel momento. Apenas se acuerda de aquello. “La verdad que tampoco tengo especial noción de en qué momento me entero. El primer recuerdo que tengo de esos días es cuando se inauguró el parque Tomás Caballero. Bajamos allá todos los primos, entonces éramos pequeños, a inaugurarlo y a plantar un árbol. Nos hicimos una foto que está en casa de las familias y que recuerda también ese día”.
El 23 de diciembre de 1985, ETA asesinaba en la Vuelta del Castillo al general Juan Atarés. Luis Álvarez Atarés, nieto del general Atarés, tenía entonces casi 6 años. “Recuerdo el momento después. Recuerdo a mi prima, que vivía con ellos, venir corriendo a casa llorando. Recuerdo la portada de Diario de Navarra, el día siguiente, en casa de mis abuelos, que era Noche Buena”. Luis tenía mucha familia fuera y recuerda juntarse todos por esas fechas ir “juntos a Misa y celebrar la Noche Buena”. “Era lo que siempre decía mi abuela que había que celebrar.”
Luis Álvarez Atarés ha indicado que era “muy preguntón” y no tenía reparo en preguntar lo que había sucedido. Javier, por su parte, notaba el dolor y no preguntaba demasiado. “No era un tema que estuviese en el día a día en las conversaciones habituales de casa. ETA seguía existiendo, seguía asesinando y, cuando salía una noticia, ya sabías que tu familia también había pasado lo mismo y notabas ese sufrimiento. De pequeños, tampoco querías preguntar demasiado. Sabías el dolor que había”.
Se han sentido acompañadas. Quizás por los ambientes en que se movían. “En ambientes, en la calle, puede haber circunstancias en las que te sientas incómodo, pero no es un ataque directo. Y ataques directos, señalamientos hacia mí, no he tenido nunca”, ha indicado Javier Caballero. “Al contrario, he sentido siempre mucho respeto por la gente que tenía alrededor, incluso con gente que podía tener otras opiniones”. Por su parte, Luis Álvarez Atarés destacaba la empatía que sentía de sus compañeros y amigos. “El que no quería tener más trato contigo, pues ya, pero tanto como señalar, no”. Ha sentido más apoyo que otra cosa en Navarra.
Por otro lado, Luis Álvarez Atarés ha querido destacar que se está ante un momento complicado, que se corre peligro de que todo esto caiga en el olvido. Ha denunciado el blanqueamiento que se está haciendo de ese entorno. “Yo me quedo mucho con esta pregunta: ¿Estuvo bien matar? Y que no sean capaces de responderla... Yo siempre digo que me parece muy bien que se haga memoria de lo que fueron los años de la dictadura franquista, igual que anteriores acontecimientos que sucedieron en este país. El recuerdo no te hace peor, te hace mejor. Y en este caso, se quiere borrar algo que además es mucho más reciente, que es muy doloroso y que afecta a tantísima gente, más de 850 asesinados. No es algo como para borrar y olvidar de un plumazo”.
Ambos eran muy pequeños cuando ETA asesinó a sus abuelos. Este es el único recuerdo que guarda de su abuelo Javier Caballero. “En vacaciones, en Cambrils. A la vuelta de la playa nos daba con la manguera. Es el único recuerdo que tengo. Luego sí que es verdad que he tenido la oportunidad de ver alguna foto en la que salía con nosotros. Cuando íbamos en Sanfermines, que nos compró unos tambores”.
Por su parte, este es el recuerdo de Luis Álvarez Atarés. “Dormía con mis dos hermanos en la habitación, en las literas y recuerdo de una vez de pequeñitos que nos fuimos a la cama y rezar con mi abuelo antes de irnos a la cama. Cuando acabamos de rezar, hacerle un pequeño gesto como de burla llamándole 'Pajaroloco'. Era algo muy simpático. Mi abuelo era una persona seria y, en ese momento, le recuerdo esbozando una sonrisa, supongo que es pensando este mocoso que es lo que me está haciendo”.