Vitoria - Publicado el - Actualizado
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José Ignacio Fernández y Rubén Zulueta vuelven a casa este viernes tras culminar su última hazaña. Esta vez los integrantes de la Asociación CaMinus han peregrinado en silla de ruedas desde Vitoria hasta el Vaticano, con más duerza de lo esperada, y han conseguido ser recibidos por el Papa Francisco en un encuentro lleno de emoción y anécdotas.
Toda una aventura para reivindicar la investigación de las enfermedades raras en la que Antonio González ha vuelto a ser el conductor durante el camino. La travesía ha sido más dura porque la dificultad de algunos tramos ha elevado los kilómetros del recorrido en silla de ruedas de 700 a 800. Lo más gratificante, "el camino", encontrarse con gente que les contaba sus casos cercanos porque “no es tan raro padecer una enfermedad rara”, ha explicado en nuestros micrófonos José Ignacio.
El corazón a mil
Rubén aún mantienen la emoción a flor de piel tras su encuentro con el Papa Francisco a quie describe muy cercano, divertido y cariñoso, además de atento a la demanda de CaMinus.
"Tenía el corazón a mil, como en mi boda. Fue un momento muy especial. Transmitir a una persona tan importante a nivel mundial que la única esperanza que nos queda a quienes tenemos una enfermedad rara es que se investigue...Se nos cayó una lagrimilla", ha confesado Rubén.
También hubo espacio para las risas compartidas con el Papa, que iba como ellos en silla de ruedas y para las anécdotas.
Llevaban un año trabajando esa audiencia y por un momento pensaron que se iba a quedar en un saludo. Como estaban en primera fila con más personas a las que el Papa Francisco solo "saludaba y bendecía" Rubén pensó que con ellos iba a ser igual. Así que cuanhdo Su Santidad le dio la mano no la soltó: "yo veía que iba pasando de largo a la gente y pensaba, esto a mi no me puede pasar. Me dio la mano y le tuve retenido".
Con un mate en la mano
Un gesto que hizo sudar frío a José Ignacio. "Yo miraba a los de seguridad y pensaba lo van a coger y lo van a reducir aquí a Rubén, que suelte la mano del Papa, por Dios, que la suelte".
Ambos compañeros le regalaron un pergamino al Papa con la petición formal en la que le piden ayuda para que las instituciones dediquen más recursos a investigar las enfermedades raras que visibiliza Caminus y un muñeco de Su Santidad junto a ellos "con un mate en la mano".
Esta tarde sus amigos y compañeros les reciben en Vitoria mientras ellos piensan ya en la siguiente aventura.