El bilbaíno Alfonso Torregrosa cuenta 'La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco' en el Arriaga
El Teatro encabeza una segunda función inspirada en el cuento de Max Aub
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, de Max Aub, llega al Teatro arriaga en adaptación teatral de José Ramón Fernández, bajo la dirección de Laura Ortega y con Alfonso Torregrosa, como actor principal. El germen de este proyecto surgió en la primavera horrible de la pandemia, el actor bilbaíno llamó a José Ramón Fernández para proponerle adaptar la obra. "En la pandemia teníamos mucho tiempo por delante y leyendo a Max Aub, pues me puse en contacto con Jose Ramó y Laura y ahí empezó la posibilidad de hacer este monólogo", asegura Torregrosa.
Este cuento, dotado de mucho humor y de apenas veinte páginas, nos presenta a un camarero mexicano harto de lo pesados que son los exilados españoles, todo el día dale que dale con la guerra. Su solución es viajar a España con la intención de matar a Franco y así recuperar la tranquilidad amable de su café viejo y tranquilo. El texto, cargado de humor, plantea un juego muy interesante, la confusión intencionada entre la verdad y la mentira, la historia y el artificio, el personaje y el escritor. Incluso por momentos el actor. "La propuesta nace de esa idea de toamrse un café con un asesino, de tener una conversaicion como las de antes. Se trata de que Alfonso Torregrosa les vaya contando casi al oído esta historia y homenajear a esos cafés de antes y a la conversación", cuenta la directora de la obra, Laura Ortega.
El Arriaga se ambiente en los nostálgicos cafés
De esta forma, se reproduce de algún modo ese ambiente del Café Español en el que el protagonista trabaja como camarero y conversa. Asoma la nostalgia de los viejos cafés, adquiere peso el valor del relato y de la historia, nos invade esa sensación de “Sisifo contemporáneo” en el que el destino, tras acabar un café, es tomarse otro. De esta forma, el planteamiento escénico de Laura Ortega genera en el público un efecto de experiencia teatral inmersiva.