"Durante años he tenido remordimientos por no haber condenado el terrorismo de forma contundente"
Jorge Giménez Bech militaba en Euskadiko Ezkera cuando ETA asesinó a su padre guardia civil
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 30 de septiembre de 1982, varios dirigentes de ETA-pm anunciaban en el sur de Francia la autodisolución de la organización. En realidad, solo fueron unos pocos militantes los que abandonaron la organización terrorista al comprobar, entre otras cosas, que hacía tiempo no contaban con el respaldo social de Euskadiko Ezkerra. Partido que en su origen nacía de la propia ETA y que propició la disolución de ese grupo.
En esa formación política militaba Jorge Giménez Bech, cuando el 9 de octubre de 1982 un coche de la Cruz Roja preguntó por él en la sede del partido en Irún para comunicarle que ETA había matado a su padre, el guardia civil retirado José Jiménez Mayoral. “Fue un mazazo”, cuenta Jorge.
“Mis padres no eran ajenos a mi forma de pensar. Manteníamos una relación afectuosa soslayando determinados temas” reconoce.
Aquel 9 de octubre la primera en llegar al lugar donde yacía muerto José Jiménez Mayoral fue su esposa. Cuando llegó su hijo, lo primero que le hizo fue preguntarle a quién apoyaba. “No fue un reproche, fue la reacción lógica de una mujer que ha perdido a su marido” asegura Jorge.
Jorge Giménez Bech sí reconoce que durante muchos años ha tenido remordimientos por no haber sido más contundente y explícito en la condena del terrorismo. “Algo que, por imperativo ético, también tenían que haber hecho la izquierda y la cultura vasca”.
Giménez Bech asegura que en su familia siempre han hablado de su padre, pero desde el punto de vista familiar, no de las cuestiones políticas que rodearon su asesinato. “No hemos elaborado una teoría común” reconoce.
José Jiménez Mayoral era capitán retirado de la guardia civil. Su nombre ya había aparecido en alguna lista de objetivos de la banda terrorista y de hecho pasaba largas temporadas fuera de Irún. Estaba casado, tenía tres hijos y trabajaba en la oficina de la carta verde cuando fue asesinado.