'Líneas rojas': el precio de ser espía

La vida de un espía no es nada fácil. Así lo narra el periodista y experto en espionaje Fernando Rueda, quien a través de la figura de Mikel Lejarza, más conocido como el Lobo, y uno de los agentes españoles que consiguió infiltrarse en la cúpula de ETA durante la década de lo setenta, sumerge en la historia de cinco profesionales que juntan para una nueva misión, la de adentrarse en una banda mafiosa y acabar con la búsqueda de más de 2.000 millones de euros que iban a ser sacados de España. Sin duda, la de todo un equipo dispuesto a cruzar cualquier línea para cumplir con su cometido. "La realidad es que son personas que quieren hacer su trabajo y con valores muy sólidos porque saben que el objetivo está por encima de ellos", dice el autor. 

Un libro que mezcla de ficción y realidad. Un 'true crime' que recupera espías vivos respetando en cierta medida sus necesidades de seguridad. Mujeres y hombres que se mueven en un ambiente que recuerda a La casa de papel. La historia arranca el 1 de marzo de 2002 cuando el protagonista se despierta sobresaltado porque vienen a matarlo. Sin embargo, no es algo que les sorprenda porque los últimos cuarenta y cinco días han estado marcados por una operación de espionaje que no le ha dado tregua.

El autor de 'Yo confieso' y 'Secretos de confesión' describe con pelos y señales las consecuencias de "cruzar la línea", es decir, "la mochila" ética y emocional con la que muchos de estos españoles cargan una vez finalizada su carrera. "Ya no son los mismos, se vuelven unas personas complicadas. Por ejemplo, a Mikel Lejarza nunca le pusieron un psicólogo o a alguien con quien hablar sobre lo que habría sufrido y eso se te queda anclado y no es fácil vivir la vida después", asegura el autor.