La Guardia Civil desmantela un vertedero clandestino de grandes dimensiones

La Guardia Civil de la Región de Murcia, en el marco de la operación ‘Inerte’, ha desarrollado una investigación para identificar al propietario de un supuesto vertedero clandestino de escombros, ubicado en el término municipal de Fuente Álamo, que ha culminado con la detención de una persona como presunta autora de delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente.

El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) lleva a cabo una serie de vigilancias para detectar actividades delictivas relacionadas con la gestión de materiales inertes y residuos peligrosos, algunos de los cuales proceden de la construcción y son depositados de forma incontrolada en vertederos ilegales.

Así, el SEPRONA realiza inspecciones en polígonos industriales, en transportes de materiales residuales, así como también en fincas posiblemente habilitadas de forma ilegal como vertederos, para concienciar a las empresas del sector de la construcción de la obligatoriedad de deshacerse de los escombros en vertederos de materiales inertes autorizados o en centros de gestión de residuos peligrosos, según proceda.

En el marco de estos dispositivos operativos, guardias civiles del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) detectaron un movimiento importante de tierras, consistente en la extracción de áridos de un terreno ubicado al margen de la Rambla de la Murta, sito en el término municipal de Fuente Álamo.

Desde ese momento, la Guardia Civil estableció un dispositivo de vigilancia en la zona que permitió confirmar que las obras consistían en la extracción de áridos para su posterior comercialización, como materia prima de la construcción, para lo que se había practicado en el terreno un agujero de unos siete metros de profundidad.

TERRENOS

Los guardias civiles constataron cómo a la zona llegaban varios vehículos de gran tonelaje cargados con materiales inertes, procedentes de residuos de la construcción, que eran vertidos de forma incontrolada en el agujero excavado al efecto. Después de esto, los camiones salían de la zona cargados con áridos.

Una vez verificadas las supuestas prácticas irregulares, los investigadores solicitaron del propietario del terreno las correspondientes autorizaciones administrativas, careciendo de la expedida por la Confederación Hidrográfica del Segura, para la extracción de áridos, y de la licencia municipal de obras para los trabajos de nivelación de la finca.

El terreno, de más de 15.000m2, había sido excavado creando un vaso de siete metros de profundidad en una superficie de más de 6.000 m2 que, en el momento de la inspección, se encontraba repleto de escombros como ladrillos, cementos y yesos; así como de plásticos agrícolas, mangueras de riego y garrafas vacías de disolventes, pinturas y asfaltos, altamente contaminantes.