COPE recuerda el debut de Laso como técnico: “Un entrenamiento de aquellos valía por muchos clínics y cursos"
Joan Castillo, su ayudante entonces, vuelve sobre el periplo en Castellón, hoy olvidado, del entrenador del Real Madrid de baloncesto
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Cinco Ligas ACB, seis Copas del Rey, dos Euroligas, cinco Supercopas y una Copa Intercontinental conforman el palmarés de leyenda de Pablo Laso como entrenador del Real Madrid de baloncesto. Todos sabemos, en mayor o menor medida, cómo le ha ido al técnico vitoriano en los banquillos desde verano de 2011. Sin embargo, ¿sabrías decir dónde comenzó el idilio de Laso también con la pizarra? En COPE te refrescamos la memoria: Castellón, LEB 2 (la actual LEB Plata), temporada 2003-2004.
Esclarecemos esa etapa junto al entonces ayudante de Laso y dos de sus jugadores, que han pasado por nuestros micrófonos. En este primer artículo, escuchamos y leemos a Joan Castillo, segundo entrenador de aquel equipo castellonense que tanto marcó a quienes formaron parte de él.
“La temporada no marchaba bien, y salió la posibilidad de que Pablo nos ayudara como primer entrenador. Poca gente se acuerda de que, como jugador, había participado en campus que se organizaban en Castellón de la mano de Juan Antonio Orenga. Guardábamos, además, una buena relación con Valencia Basket (el equipo en el que se estrenó Laso era una suerte de filial taronja). Vino con la idea de salvar al equipo. Lo consiguió a base de mucho trabajo y esfuerzo”, hace memoria el primer ‘número dos’ de Laso.
Alguien que no estuvo a su lado en un primer momento, pero que no tardó en convertirse en su asistente: el vasco, “muy cercano al jugador y al cuerpo técnico”, quería a un hombre de club como mano derecha. Recién consumado su adiós a las pistas como jugador y con la reputación por las nubes, tener de jefe a Laso era como encontrarse el mejor cromo posible en una bolsa de patatas fritas. ¿Podría cumplir las expectativas? Vaya si podría.
“Recuerdo con gran cariño la preparación de los entrenamientos: era minucioso hasta detalles que nadie puede imaginar. Y tiempos muertos que son para grabar y poner en una escuela de entrenadores”, expone Castillo. Entre lo mucho que aprendió de Laso, destaca que “no hay que dejar todo al jugador, pero al mismo tiempo este tiene que sentir que es el protagonista número uno de lo que pasa”.
Un equipo alicaído y al borde del descenso acabó convirtiéndose en uno alegre y competitivo, que en algún momento llegó incluso a soñar con los playoffs de ascenso. Al ganar a equipos de arriba como Valls (“con una zona 2-3 en una segunda parte casi épica y sacando el partido adelante contra un equipo que nos superaba en presupuesto y nombres, con un excelentísimo entrenador…”), la salvación llegó sin demasiados apuros.
“Un entrenamiento de aquellos valía por muchos clínics y cursos de entrenador. Me cambió la manera de ver las cosas. En los equipos que he tenido, intento aplicar alguna cosa que le he visto hacer”, apunta orgulloso Castillo, que sigue en el primer club de Laso como entrenador, aunque dedicado a la cantera. Ya no mantienen el contacto, pero la cercanía de hace 17 años se mantiene “en la distancia”.
“Siempre se porta bien. Algún jugador al que tengo o he tenido… A veces, chavales que son del Real Madrid y se acercan a pedir un autógrafo. Siempre se acuerda de mí: ‘Oye, ¿te entrena Joan?’. Seguro que si nos viéramos nos daríamos un abrazo y nos contaríamos cómo nos ha ido”, se despide el primero de los privilegiados que compartió banquillo con quien hoy es uno de los mejores técnicos de la Europa baloncestística.