La delicada situación que viven los misioneros salesianos en el campo de refugiados de Palabek
La pandemia ha empeorado mucho las condiciones en las que viven las personas refugiadas del campo
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La pandemia se ha llevado muchas cosas por delante. No hace falta decir, que también ha afectado a los misioneros en todo el mundo. Si hay un lugar donde ha tenido una incidencia más dramática si cabe, es en los campos de refugiados. Muchos de los proyectos y las ayudas que se estaban realizando se han venido abajo con la pandemia. Como por ejemplo la labor que están realizando los salesianos en el campo de Palabek. Pero pese a las circunstancias han decidido no marcharse.
Por eso Misiones Salesianas ha creado el proyecto 'Volver a empezar de cero', precisamente para ayudar a los refugiados en esta nueva situación. Ana Muñoz es su portavoz y cuenta en El Espejo cómo ha sacudido el coronavirus sus misiones: "Cambió la vida para todas estas personas que ya de por sí era difícil y dura. No hay colegio, no se pueden hacer reuniones, ni actividades, ha descendido la cantidad de alimentos, los padres tienen que andar kilómetros para buscarse la manera de alimentar a sus hijos... Las consecuencias las están sufriendo de manera muy grave".
El trabajo con el que se encuentran los misioneros en estos momentos es el mismo panorama que cuando llegaron. Tienen que "asistir a través de comidas, ropa, agua... es decir lo básico. Vuelven a ver personas que pasan hambre, niños vestidos con arapos... un poco lo que vieron en esos primeros días que estuvimos ahí. Habíamos puesto en marcha comedores, talleres... y todo eso ha quedado en un segundo o tercer plano porque lo primero es salvar la vida".
"Para los misioneros -en este caso salesianos- que están hechos de otra pasta, para ellos su respuesta es que ahora no nos podemos ir, tenemos que estar con los que nos necesitan. Para ellos no es una opción irse. Otras organizaciones han salido de Palabeck, pero ellos decidieron que no. Es muy duro empezar de cero, pero es que tenemos que pensar que hablamos de personas que tienen que 'volver' a empezar de cero. Es el reto que tenemos delante, no podemos dejar solas a estas 56.000 personas ni a los 80 millones de refugiados que hay en el mundo".
Ana Muñoz insister en "no dejar a nadie atrás por esta crisis sanitaria. Ahí esta la importancia de que todos podemos ayudar a que estas personas vuelvan a tener esperanza y una vida más o menos normalizada en el futuro". Pero Palabek no es el único sitio donde operan los misioneros salesianos: "Estamos trabajando en Uganda con refugiados de Sudán del Sur, pero trabajamos también en otros lugares del mundo como en Kenia, en Sudán del Sur, en Perú, en Turquía, en Pakistán... Tenemos muchos frentes abiertos desgraciadamente, pero estoy segura de que va a haber muchas personas que quieran colaborar".