Cristina López Schlichting homenajea a su abuela en el Día de la Madre: esta es su difícil historia

La directora de 'Fin de Semana' ha llamado a su madre, Ingeborg, por el Día de la Madre y han contado la historia de vida de su abuela, que vivió las dos guerras mundiales

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Cristina López Schlichting homenajea a su abuela en el Día de la Madre: Esta es su difícil historia

Ana Rumí

Publicado el - Actualizado

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Hoy es el Día de la Madre y en Fin de Semana hemos querido celebrarlo a nuestra manera, hablando, entre otras cosas, de eso que hemos heredado de nuestras madres. Pero si hay algo en lo que hemos querido incidir, sin duda, es en todo aquello que agradecemos a nuestras madres.

Por eso mismo, la directora y comunicadora del programa, Cristina López Schlichting ha querido, como cada domingo, llamar a su madre Ingeborg. A ella la ha querido felicitar directamente a través de los micrófonos, mientras ella explicaba que no le gusta de manera especial este día, aunque lo aprovecha para "acordarse de todos los que no están con nosotros, especialmente de mi madre".

Y es que la Oma, como así la llamaba cariñosamente Cristina, fue una mujer que se convirtió en una verdadera heroína, porque las circunstancias que le rodearon nunca fueron fáciles. Entre ellas, vivir las dos guerras mundiales en las que Alemania fue gravemente herida.

"Eran mujeres que cuidaban solas a sus hijos, porque apenas quedaban hombres entre las guerras y luego tenían que sacrificar a sus hijos en la Segunda Guerra Mundial" recordaba con pesar Ingeborg, que hoy quería reconocer la enorme labor de su madre.

La dura historia de la abuela de Cristina López Schlichting

La abuela de la comunicadora fue una mujer que tuvo que hacerse a sí misma, viviendo entre las dos guerras mundiales y cuidando de su familia. Fíjate si la situación estaba cruda, que perdió a su novio en el frente, mientras que una hermana suya perdió a su marido y a su hijo con solo 21 años.

Contaba Ingeborg que a día de hoy agradece todo lo que hizo su madre, especialmente, cómo les ocultó las penurias que estaban viviendo. Ella sola tuvo que alimentar a sus hijos, que poquito a poco se iban desvaneciendo de hambre. Era tal su afán por impedir que les pasara algo, que tenía que acudir al mercado negro.

"Mi madre se jugaba el tipo y decía 'esta hija mía no me la matan de hambre, porque ya me han matado un hijo en el frente'. Iba de noche al mercado negro para conseguir pan y un trozo de tocino" contaba la madre de Cristina López Schlichting.

Ella decía que el hecho de poder llevar algo a casa de comer ya era suficiente para admirar a su madre, aunque en ese momento no se daba cuenta. "Cuando lo partía, yo cogía trocitos. Las madres sufren más que nadie" explicaba.

Cuando la madre de Ingeborg la tuvo, le dieron un premio a la natalidad que consistía en trasladar a su familia a un pueblo donde solo les daban patatas por racionamiento. "Pasábamos más hambre que en casa" recordaba.

Nos llegaba a contar que veían a muchas personas medorear en las basuras, buscando "mondas de patatas para comer". "Las generaciones de ahora no se imaginan lo que se pasó en esa guerra, quiero acordarme mucho de esas madres que eran unas verdaderas heroínas" explicaba la madre de Cristina López Schlichting.

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